A seis años de su muerte, el Vaticano cumple el deseo de millones de fieles católicos y simpatizantes del Papa Viajero.
El 29 de enero de 1985, el ‘Papa Viajero’ pisó suelo ecuatoriano, la conmoción inundó el país, sobre todo en las ciudades de Quito, Guayaquil, Cuenca y Latacunga. El episcopado de la capital se había vestido de gala para su recibimiento, mientras miles personas se aglomeraron en el parque de La Carolina para ver a ‘Su Santidad’, o para al menos escucharlo.
Sus palabras fueron de aliento y progreso, defendió la equidad y el derecho a la educación de todos. En esa época León Febres Cordero estaba en el poder y le recibió con honores. La visita fue como un hilo de distensión política, en el agitado escenario del país. Un año antes los obispos ecuatorianos enviaron una petición formal para la visita pastoral de Juan Pablo II, siendo contestada en octubre de 1984. América Latina fue su continente preferido, ya que lo veía como un símbolo de esperanza y también criticó las eternas deudas externas que los países en vías de desarrollo, mantenían con las grandes potencias.
Ahora, a más de seis años del fallecimiento del Pontífice, el Vaticano ha decidido beatificarlo, en una misa a celebrarse en la Catedral de San Pedro, donde los católicos se han congregado para presenciar un acto que para muchos no tiene precedentes.
Por lo menos un millón de personas asistirán el domingo a la beatificación del Papa Juan Pablo II, según el cálculo del prefecto de Roma, Giuseppe Pecoraro.