Cualquier posición que se tome frente a un tema, un proceso o un gobierno, se la debe hacer con soluciones que aporten al problema. Lastimosamente, en el país no se ve este tipo de oposición aportadora, sino sólo acusaciones de parte y parte, que simplemente generan una pelea mediática, en la cual, la mayoría no entiende los argumentos de cada una de las partes. En este caso no se reprochan las oposiciones, porque todos tenemos derecho a no estar de acuerdo con algo, pero estamos en la obligación de tener argumentos concretos, soluciones alternas a lo que no nos parece. No podemos enclavarnos en discusiones sin sentido. Después de todo, lo que interesa es la opinión del pueblo, de los que no tienen la posibilidad de participar en un medio de comunicación, expresando lo que piensan. Eso también es coartar la libertad de expresión, de los más olvidados, de quiénes se beneficiarán o no, de los procesos políticos, económicos y sociales. Y de las decisiones de los que están en ejercicio del poder.