Vie. Nov 22nd, 2024

El debut en el hexagonal final frente a Colombia dejó un saldo negativo. El equipo no funcionó. El DT Javier Rodríguez exhibió su inexperiencia.
Fue una noche lamentable para el fútbol ecuatoriano, que pasó una monumental vergüenza, cuando el partido tuvo que ser suspendido a los 30 minutos de la primera etapa por la falta de combustible para alimentar el generador que abastece las torres de iluminación del estadio ‘La Cocha’ de Latacunga.
“El encargado del abastecimiento no ha llegado”, descargó con terrible descaro uno de los popes de la FEF, que trató de restarle importancia a un hecho que rayó en el ridículo. Ya días antes, en la etapa eliminatoria, tuvo que moverse un partido al Bellavista de Ambato, por los mismos motivos. Y en otra perla de la ineficacia, un remate brasileño en el choque con Paraguay, que entró en el arco, se escapó por un orificio  que tenía la red, provocando el airado reclamo del técnico paraguayo, que no aceptaba, que la pelota había entrado.
Fútbol primitivo, de tercer mundo, por encima de la letanía de Luis Chiriboga, que se ufanó proclamando en el acto inaugural, que Ecuador iba a dar muestras de su capacidad para organizar eventos de repercusión internacional y que la Tri sería un protagonista de verdad.  La primera afirmación es un astuto discurso. La realidad reza lo contrario. Sentí vergüenza ajena por el tema de las luminarias. Fue un bochorno inolvidable, que la Conmebol seguramente tomará en cuenta para no entregarle más a la FEF, responsabilidades que no está en capacidad de cumplir. En la cancha, el equipo naufragó ante la pasividad de Rodríguez que esperó el minuto 80 para realizar la primera variante. Parece que patea para el arco propio. Nadie entiende como puede dirigir a una selección. Lo digo por encima de la reacción de los ‘trasnochados pipones’, que toman venganza, escondiéndose en un correo electrónico. 

Por: Raúl Cruz Molina

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