Naciones como México y Colombia viven sumidos en una violencia incontenible y poco se ha logrado hacer para frenarla. Lo grave del asunto es que nuestro país, pacífico hasta cierto punto, está empezando a figurar en la mira de los grandes cárteles de la droga mundial. Si bien es cierto, no se ha comprobado aún la presencia de células delictivas de ese calibre en nuestro territorio, es comprobable, que Ecuador es la ruta de miles de toneladas de estupefacientes. La violencia nos rodea y acorrala aún más a este país, cada vez más inseguro y con menos soluciones. Una de los puntos importantes es la apertura de fronteras, que decretó el Presidente de la República. No es reprochable que seamos solidarios con los migrantes del mundo, lo grave está en que la gente entra y sale del país, sin mayores controles migratorios, ni aduaneros, lo cual hace más fácil la entrada y estadía de gente que solo puede perjudicar a nuestra seguridad. Esperemos que se prevean estos acontecimientos antes de ser el escenario de grandes masacres.