Varias revelaciones sobre las condiciones críticas en que operan la mayoría de áreas de neonatología de los hospitales públicos del país, hizo la Defensoría del Pueblo a partir de una inspección en 32 hospitales que funcionan en 18 provincias.
El titular de ese estamento, Fernando Gutiérrez, develó que todas las áreas de neonatología de los hospitales visitados, a diferencia del Andrade Marín de Quito, Homero Castanier de Azogues, Albert Gilbert Pontón y el materno infantil Matilde Hidalgo de Procel de Guayaquil, funcionan con espacios reducidos, mala ventilación, escasa luz natural y escaso personal, incumpliendo con los estándares de calidad que estipula el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de Naciones Unidas.
En cuanto a capacidad hospitalaria, la inspección en el Hospital Gustavo Domínguez de Santo Domingo constató que la capacidad del área de neonatología es de 8 niños pero que se atienden hasta 28, provenientes de otras provincias como Esmeraldas, Manabí y Los Ríos. Mientras que la capacidad de la maternidad del Hospital Isidro Ayora de Loja es de 51 niños, pero se reciben hasta 68. El Hospital General de Macas, en cambio, solo cuenta con una sala improvisada para atender a los neonatos.
Los inspectores reconocen que la mayoría de los hospitales «reciben y dan atención a las personas que lo requieren», pero en el Hospital de Orellana y la Maternidad del Patronato de esa misma localidad, se niega el ingreso por falta de camas.
En cuanto a la falta de personal, el informe determinó cifras alarmantes. El hospital Martín Icaza de Babahoyo tiene 9 enfermeras y 5 auxiliares para atender 3 166 emergencias al año.
En el Hospital de Orellana, 9 enfermeras atienden alrededor de 2 300 partos al año y el Hospital Delfina Torres de Esmeraldas solo hay una o dos enfermeras por turno para unos 20 niños, mientras que los fines de semana solo atienden auxiliares de enfermería.
Las quejas por el mal servicio son reiterativas en los hospitales: Docente de Ambato, Teófilo Dávila de Machala, José María Velasco Ibarra de Tena y Delfina Torres de Esmeraldas, Baca Ortiz de Quito y Verdi Cevallos Balda de Portoviejo.
Las termocunas e incubadoras de los hospitales Unidad Municipal del Sur y Baca Ortíz de Quito, Delfina Torres de Esmeraldas y Gustavo Domínguez de Santo Domingo, están dañadas. El caso más alarmante es el del último hospital mencionado, donde están averiadas dos de las 4 termocunas existentes por lo que se utilizaron tinas plásticas y cartones en reemplazo.
Pese a los $140 millones que se invirtió en medicinas en 2010, según el Ministerio de Salud, los inspectores de la Defensoría detectaron «dificultades para acceder a los medicamentos e insumos directamente en los hospitales públicos y sus farmacias», lo que afecta las posibilidades económicas de los usuarios, según el informe