Lima, 10 mar (EFE).- A falta de un mes exacto para las elecciones presidenciales y legislativas peruanas, y tras una larguísima campaña sin apenas debate de ideas, el expresidente Alejandro Toledo aparece hoy como el claro favorito tanto para la primera vuelta como para una previsible segunda ronda.
Instalado en un estable 28% de preferencias en los sondeos de intención de voto para el 10 de abril, es casi seguro que Toledo tendrá que volver a las urnas el 5 de mayo para medirse con Keiko Fujimori, hija del expresidente preso, o con Luis Castañeda, exalcalde de Lima, ambos con porcentajes cercanos al 20%.
Toledo y sus inmediatos rivales no presentan grandes diferencias en sus propuestas, pues ninguno pone en duda el modelo político y económico vigente y coinciden en la urgente necesidad de aumentar los presupuestos para la educación y de mejorar las condiciones de la policía para luchar contra la inseguridad.
En un cuarto puesto se sitúa el nacionalista Ollanta Humala (15% y en claro ascenso en los sondeos), a la izquierda de todos los anteriores pero mucho más moderado que en 2006, cuando con una imagen «anti-sistema» fue el candidato más votado en primera vuelta y perdió ante Alan García con un honroso 47% de votos.
No ha habido hasta ahora un verdadero debate de propuestas y el único lugar donde ha podido verse a los candidatos juntos fue la semana pasada, en un foro organizado por el diario El Comercio, que se limitó a una exposición pautada de propuestas sobre cuatro temas distintos a cargo de los once candidatos, sin posibilidad de interpelarse entre sí.
En esta larguísima campaña electoral (lleva más de un mes y falta otro mes), Toledo ha optado en sus mítines por presentar sus propuestas sin hacer casi mención de sus rivales.
Fujimori y Castañeda, por su parte, dirigen sus ataques contra el expresidente pero no entre ellos, lo que resulta extraño cuando es obvio que pelean por lo mismo: ser el segundo más votado y llegar a la segunda vuelta.
El presidente Alan García, que ya ha dejado abierta la posibilidad de pelear por la Presidencia en 2016, lo que sería su tercer mandato, ha sido acusado por Toledo de inmiscuirse en la campaña contra él, favoreciendo supuestamente a Castañeda o a Keiko.
Y es que el Partido Aprista Peruano (PAP), de Alan García, no concurre a las presidenciales con candidato propio, después de que recurriera como «fichaje estrella» a la exministra Mercedes Aráoz y ella renunciara más tarde para deslindarse de la imagen de corrupción que presentaban ciertos candidatos apristas al Congreso.
Hasta ahora el PAP no ha hecho público su apoyo a ningún candidato, y sus preocupaciones pasan por asegurarse al menos una bancada parlamentaria propia, para lo que necesitan superar un 5% de apoyos electorales, una meta que los sondeos auguran difícil de alcanzar.
La campaña electoral, muy personalista, no se está centrando en la batalla por el Congreso, que también se renueva el 10 de abril, y en la que también el partido de Toledo, Perú Posible, aparece como claro favorito en los sondeos, con algo más del 25%.
Los partidos de los candidatos principales muestran pobres porcentajes, y así Fuerza 2011 de Keiko Fujimori tiene un 10,6% de apoyo, frente al 9,7% de Solidaridad Nacional de Castañeda y el 8,6% de Gana Perú de Ollanta Humala.
Para llenar las listas electorales, los partidos han recurrido a deportistas, vedettes del espectáculo y abundantes tránsfugas que en las elecciones últimas concurrieron bajo otras siglas, y no faltan, sobre todo en provincias, candidatos sobre los que recaen serias sospechas de nexos con el narcotráfico, la prostitución y otros delitos.
El arraigo y solidez de los partidos políticos es uno de los grandes problemas en Perú, donde el Congreso saliente, tras incontables casos de defecciones y escisiones, terminó totalmente fragmentado y con grupos parlamentarios que se parecían muy poco a los decididos por los electores en los anteriores comicios. EFE