Las cifras de accidentes de tránsito y negligencia al conducir son alarmantes. Poco o nada se ha podido hacer frente a este problema que más que de competencias, es de consciencia al conducir. Es indignante ver como las personas al volante se toman esta actividad de manera muy ligera. Es común verlas hablando por celular, enviando mensajes de texto o conversando, sin poner atención en lo que hacen. El gremio de los transportistas urbanos no se queda atrás, pues además del mal servicio que prestan a los usuarios, también es increíble ver cuántas contravenciones producen en menos de una hora. Se cambian de carril cuando quieren, no respetan las señales de tránsito y menos a los uniformados que intentan controlar el tráfico. Ojalá, que a más de elegir entidades para el control vial, también se realice un plan estratégico vial, donde se contemple capacitaciones de los choferes, creación de paradas específicas, que por supuesto tengan que ser respetadas y el combate a la corrupción que se vive en las calles.