Un joven vestido con uniforme escolar se inmoló en pleno desfile militar en Pakistán y mató al menos a 31 soldados.
El atentado fue perpetrado en un campo militar de Mardan, una pequeña ciudad paquistaní, en el momento de pasar revista a los soldados.
El escolar de aproximadamente 14 años logró colarse en el recinto e hizo explotar un chaleco lleno de explosivos que llevaba puesto.Este atentado es una nueva batalla en la guerra de baja intensidad que vive el país, especialmente en la zona noroeste y en la frontera con Afganistán y es el más grave dirigido al Ejército. Este tipo de ataques que aparentemente habían sido erradicados expresan que la fuerza del grupo terrorista Al Qaeda, todavía sigue vigente y es capaz de hacer tambalear la seguridad paquistaní. El Ejército ha llevado a cabo una serie de ofensivas contra la insurgencia de los talibanes de Al Qaeda. No obstante, las operaciones en las zonas tribales cercanas a la frontera con Afganistán no han conseguido socavar la determinación de los talibanes de desestabilizar al Gobierno del país, apoyado por EE UU. Además de los atentados, el Gobierno se enfrenta al reto de reactivar la economía paralizada, apuntalada por una ayuda estadounidense de 11.000 millones de dólares, que implica reformas políticas.
Niños entrenados para morir
Las fuerzas armadas paquistaníes han descubierto campamentos en el noroeste del país, en los que se entrenan a niños de 10 a 12 años para inmolarse. Éstos son reclutados en las localidades pequeñas del país y son convencidos de manera que realicen estos atentados suicidas de forma voluntaria y decidida. El joven vestía un uniforme escolar de la ciudad, pero se comprobó que nunca fue alumno de ese plantel. Lo preocupante es la facilidad que tienen los miembros de estos grupos para penetrar campos militares considerados como seguros.