Vie. Sep 20th, 2024

La desconcentración de la zaga azulgrana regaló un partido que compromete su suerte en el repechaje de la Copa.
No gustó para nada el funcionamiento del once de Bustos. Presentó una tímida propuesta, ante un equipo como Independiente, que basó su juego en llegadas atropelladas, sin sentido colectivo, para terminar victimando a una defensa, que ofreció dos banquetazos tras malos rechazos, que Matías Defederico y el ‘Patito’ Rodriguez transformaron en gol, con sendos fusilamientos en la boca del arco. Deportivo Quito perdió en las dos áreas. En la propia, por esos groseros errores de Luis Checa y el adormecimiento de todos, que vieron con impavidez, como la pelota se paseaba en las goteras del pórtico de Marcelo Elizaga, que pese a la derrota cumplió en forma acertada, sacando dos pelotas claras de gol, en el ‘mano a mano’ con un opaco Andrés ‘Cuqui’ Silvera.
Y en la ajena, mostró debilidad y falta de aplomo en la estocada final. Michael Jackson Quiñonez se perdió un gol imposible, cuando la posibilidad del empate crecía al desatar las amarras y olvidarse del excesivo respeto a un rival que no tiene mucho. Y Luis Alberto Perea falló dos más, en superlativa posición. No es un goleador implacable, eso está claro. Dicen en los pasillos de Carcelén que el colombiano no tiene augurio de la larga estancia en el club.
Reflexiona Bustos que el resultado es manejable, que pueden darle tranquilamente la vuelta. La afirmación tiene un alto grado de inseguridad. Es cierto que no contó con el tiempo debido para armar un dibujo táctico eficiente. 9 de los 11 titulares que arrancaron ayer son nuevos. Se entiende la falta de equilibrio, de movimientos tácticos, de orden y de precisión. Lo que no se puede entender es la errada ubicación de las piezas en la cancha. Resulta imperdonable, desperdiciar  la jerarquía y la clase de Luis Fernando Saritama, enmarcándole en una tarea defensiva, en la que se extravió sin remedio. El capitán azulgrana no huye al esfuerzo. Pero de ninguna manera puede estar relegado a una función secundaria, de picapedrero, sin participar en la administración de la pelota, en el manejo de los ataques, en la conducción de las maniobras ofensivas, que el ‘Toro’ Bustos quiso encargar en la hora de la desesperación por el 2 a 0, a Gustavo Rodas, un aparecido de perfil débil, que jamás puede asumir el papel de caudillo y conductor, que Saritama se ha ganado regando de esfuerzo, categoría, sangre y transpiración. Bustos sabe que debe respetar la historia. Si se hace el ‘sabido’ va a pagar caro. Ojalá el cargo no le quede grande. Todos dicen que le entregaron un Ferrari, que él  lo maneja con la lentitud, con la que se guían los viejos escarabajos de la Volkswagen. El partido de vuelta no será fácil. Remontar dos goles no es una tarea sencilla. Y más ante un equipo rústico, que tiene en Hilario Navarro, a un auténtico arquerazo. Está la ventaja de la altura, pero hay que abonarla con precisión en las llegadas y en la puntada final y eso al menos por ahora, no aparece en el once del ‘Toro’.
 
Por: Raúl Cruz Molina

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