José, de 60 años, es un trabajador de la construcción, que habita en el Comité del Pueblo, al norte de Quito. Este año no le ha ido tan bien que se diga, pues las obras han escaseado. Su carencia económica, no le permitió adquirir obsequiospara sus cinco nietos, ni comprar para una suculenta cena, pero aún así, se reunirá con los suyos.
“Estas navidades van a ser pobres, pero la alegría no nos va a faltar. Aunque sea un pollito nos vamos a servir”, comentó.
Vecinos solidarios
En la casa María Mera, ubicada en el barrio La Bota, se reúnen los vecinos del barrio para rezar la novena. Se trata de familias de bajos recursos, que pese a sus limitaciones realizaron una colecta para repartir caramelos y pequeños obsequios a los niños del vecindario.
Un bello regalo
En el hogar de Georgina López, en la provincia del Azuay, Papa Noel llegó con una gran sorpresa, pues su hijo Luis viajó desde Italia para compartir las fiestas con su gente.
El pesebre
Para los ecuatorianos, es una tradición reunirse para elaborar el pesebre, armar el árbol y rezar la novena navideña.
En diciembre de cada año, la capital de los ecuatorianos se engalana con un gigantesco nacimiento de 31 metros de alto. Está colocado sobre la Loma del Panecillo y se lo admira desde todos los puntos de la ciudad. Para construir cada figura se usaron alrededor de 30 mil luces.
Primer nacimiento
Según cuenta la historia, San Francisco de Asis visitó la gruta de Belén para conocer el lugar donde nació Jesús. En el camino se encontró con un hombre rico llamado Juan, a quien ordenó que prepare algo especial para la celebrar la Navidad. Juan mandó a construir un establo lleno de heno, llevó un buey y un asno. La noche del 24 de diciembre de 1223, varios pastores acudieron al lugar y colocaron a un niño bellísimo dentro del pesebre. San Francisco lleno de alegría, celebró la misa en aquel espacio.