Decenas de campesinos que fueron evacuados el sábado, tras una fuerte erupción del volcán Tungurahua, volvieron a Bilbao, un poblado al pie del coloso.
Jorge Aguilar, de la Junta Parroquial de Bilbao, aseguró que la erupción del sábado “realmente fue fuerte” e hizo recordar otra más energética de agosto de 2006, cuando el volcán arrojó flujos de piroclastos o material magmático, que prácticamente cubrió a toda la montaña.
En esa ocasión fallecieron unas seis personas, sobre todo en la zona sur del volcán, recordó Aguilar tras señalar que Bilbao se cubrió de una gruesa capa de ceniza que dañó todos los cultivos.
El campesino se quejó de que Bilbao, como muchos otros pueblos de sus alrededores, alcancen notoriedad cuando el Tungurahua genera sus rabietas y que recordó que, pese a estar cerca del peligro, los moradores del sector necesitan de las fértiles tierras del Tungurahua.
Por eso los habitantes de Bilbao y otras localidades vecinas como Puela y Chacauco, realizan mingas para construir servicios que fueron dañados en la erupción de 2006.
“Lo que más se necesita son obras de infraestructura, la carretera ha sido reconstruida por nosotros y hemos hecho también un sistema de riego”, agregó.
Aguilar admitió que siempre será un peligro vivir junto al Tungurahua, pero dijo que él, como muchos de sus vecinos, están dispuestos a correr el riesgo.