Mar. Oct 22nd, 2024

La colada morada y las guaguas de pan se preparan todos los años en las viviendas ecuatorianas. Su elaboración es un buen pretexto para que toda la familia se reúna y participe de la preparación.
Pamela Lincango, es una madre de familia de 40 años. Anualmente prepara este manjar. Sus hermanas y sobrinas se dan cita en su casa cada conmemoración de difuntos, para preparar la sabrosa colada morada. Luego de la faena culinaria, acuden al Cementerio de San Diego, para visitar a los seres que les dieron la vida. Juntas recuerdan los buenos tiempos, cuando la familia estuvo completa y dan las gracias por mantenerse unidas.
“Mi madre partió a mejor vida hace diez años y mi padre hace seis. Desde muy pequeñas ellos nos enseñaron esta tradición que conservamos hasta ahora. Es una oportunidad para homenajear a nuestros difuntos y recordar que el cariño y los favores se dan en vida”, señala Pamela.
En época de finados, los mercados de las ciudades ecuatorianas se llenan de productos para la elaboración de la tradicional bebida. Pese a los costos altos, los ciudadanos no escatiman en gastos y compran los ingredientes.
“La libra de mortiño y de moras está $1.50 y la piña a $1. Este año no voy a poner todas las frutas en la colada, para que me salga un poquito más económica”, señala Susana Piedra, una ama de casa que habita en el sur de la capital, quien además afirma que pese a su corta economía no dejara de ofrecer esta tradicional bebida a sus cuatro hijos. Es una costumbre ancestral
Según la leyenda, el primero de noviembre, es el día en que regresan las almas de los niños y el  2, retornan a la tierra las ánimas de los adultos que abandonaron este mundo. Según nuestros ancestros, se debe preparar la colada y las guaguas para darles la bienvenida.
Esta costumbre, es una herencia que nos dejó el pueblo indígena. Cuenta la historia, que antes de la llegada de los españoles a nuestras tierras, se la conocía como mazamorra.
 La preparación de la colada, es una tradición que nuestros antepasados utilizaban para venerar a sus difuntos. No se tiene registro de su aparición, pero se conoce que en la cultura indígena se la relacionaba con la sangre que derramaron los difuntos en el momento de su partida al ‘más allá’.

Por adm