La historia de esta organización, se inicia con Alex Davila, un ‘gladiador’ que a sus quince años enfrentó un cáncer a los huesos. Superó la amputación de uno de sus hombros y dos operaciones de pulmón. El 26 de agosto del 2006, se fue al cielo.
Junto a tres jóvenes más empezaron a trabajar por otros muchachos que padecían la misma enfermedad. De ellos, solo uno sigue en la tierra, peleando contra un sarcoma. Su nombre es Marco y estudia medicina en Ambato.
El Dr. Gustavo Dávila Ayala, padre de Alex, continuó con la labor de su hijo y ahora la fundación brinda ayuda a jóvenes de todo el país. El aporte más grande que reciben los ‘guerreros’, es ayuda moral y psicológica para pelear contra esta ingrata enfermedad.
GUERREROS DE VIDA
“Somos unos guerreros, porque tenemos garra, porque somos unos soldados que no abandonamos a nuestra tropa, porque al igual que en una guerra, no dejamos solo a nuestro compañero de lucha”, afirma Dávila al referirse al término con el que se nomina a los muchachos que sufren el mal del cáncer.
TRABAJO Y AYUDA
La fundación, además ayuda a gestionar pasajes, medicinas y tratamientos para los ‘guerreros’, que viven dentro y fuera de la capital. También buscan la forma de conseguir fondos para las costosas quimioterapias.
Oscar, es un joven lojano, quien constante mente tiene que viajar a Quito para recibir quimioterapia. La fundación le ayuda a conseguir los pasajes de avión, pues su delicado estado de salud, no le permite realizar un viaje de 14 horas en bus.
Otra labor de la fundación es proporcionar ayuda psicológica, para que el joven no ‘muera en vida’ y siga con su tratamiento.
DOLOR Y POBREZA
Los jóvenes de bajos recursos que acuden a la fundación, no sólo tienen que lidiar con el cáncer. Por sus mentes, pasan grandes preocupaciones, como la gran deuda que dejarán después de su fallecimiento, quien pagará su entierro y cómo sus padres costearán todo.
El BUEN MORIR
“Es un derecho de todos”, señala Dávila. Consiste en tener morfina a tiempo para aliviar el insoportable dolor, ser cuidado y tratado en un hospital, irse de este mundo sin preocupaciones.
UN APORTE DE CORAZÓN
La fundación se financia con la venta de dulces y muñecas y con el aporte generoso de corazones nobles.
La mayoría de personas que donan dinero, han sufrido la pérdida de un familiar y por eso entienden que el cáncer, es una enfermedad que avanza, que requiere de tratamiento a tiempo y que las quimioterapias tienen un costo muy elevado.
Además, hay personas que apadrinan a los muchachos. Pese a esta ayuda, la fundación requiere de más aporte económico para colaborar con los 107 jóvenes.
* Si desea colaborar con la causa de la organización, puede dirigirse a la calle Yugoslavia N35-170 y Thomas Moro en Quito, o comunicarse a los siguientes números telefónicos: 2469 109 Cel. 09 4841 398.