‘MATEN A ESE HIJO DE PUTA’, ES PARTE DEL AUDIO QUE HA DADO LA VUELTA AL MUNDO.
Aún persiste en la mente de los ecuatorianos las fatidicas imágenes de los acontecimientos vividos en este día negro para el país.
Las imágenes aún son muy claras, el Presidente de la República con evidentes signos de asfixia es internado en el Hospital de la Policía, mientras cientos de simpatizantes arriban a los exteriores de esa casa de salud y son recibidos a ‘toletazos’ y ‘patadas’ por miembros sublevados de la Policía Nacional.
El caos se generaliza a nivel nacional, mientras que sobre nosotros recae la vista de los estados democráticos internacionales.
La lucha fue campal, la Avenida Mariana de Jesús por un lapso de tiempo de casi nueve horas, fue un territorio de guerra. La preocupación se acrecentaba con el pasar de las horas. La noche desplegaba su manto y el miedo y la zozobra rondaron el violento lugar.
En ese momento los pasos marcaban el ritmo del corazón. Los ojos veían con asombro la llegada de cerca de cuatrocientos militares, que al son de una sola fuerza, la voz de lucha, invadieron la calle. Después, las crueles imágenes están marcadas en la memoria.
Balazos, gritos despavoridos de auxilio, gente sangrando, y miles de personas corriendo por resguardo, fueron la crónica de una noche aciaga que marcó la historia. Un cúmulo de negligencia, abuso, violencia e irresponsabilidad empañaron de sangre la vida democrática del país.
No existirá perdón ni olvido
La vida de los ecuatorianos tiene un antes y un después del pasado jueves. Los 8 muertos, los 42 heridos y los rastros psicológicos de la revuelta siguen presentes en la memoria y con profundo civismo se piden respuestas a los organismo de control, para que lo vivido, no sea olvidado, a través de los tan mentados procesos de amnistia.