A la ceremonia conmemorativa del fatídico acontecimiento, asistieron dos bandos de manifestantes. Unos abogaban a favor del respeto a la libertad religiosa y otros consideraban una ofensa que se abra un centro islámico, a sólo dos manzanas de la Zona Cero.
Entre los miles de manifestantes del segundo grupo, un hombre arrancó y quemó varias hojas del Corán (libro sagrado del Islam), para expresar su repudio frente a esa controvertida religión.
Quienes comparten esta preocupación argumentan que sería una falta de respeto situar un centro islámico tan cerca del principal objetivo de los atentados perpetrados por musulmanes radicales.
De otro lado, los familiares de las víctimas, asistieron un año más a la Zona Cero, para rendir homenaje a sus seres queridos que perdieron la vida en el atentado talibán a las Torres Gemelas.