Argentina y Brasil disputarán mañana en el pabellón Sinam Erdem Dome de Estambul, el pase a los cuartos de final del Mundial de baloncesto que se disputa en Turquía, en un partido que, por su importancia, trasciende de la habitual rivalidad del clásico sudamericano.
Las dos selecciones se han mostrado irregulares en la primera fase, pero también demostraron que tienen un gran potencial. Además, hay que sumar la rivalidad habitual, la pasión y la importancia del premio, un pase para los cuartos de final de un Mundial.
Argentina viene de perder el último partido ante Serbia, pero, lejos de verse como un aspecto negativo, en el combinado albiceleste se vive esta circunstancia como algo bueno porque el equipo «realizó su mejor juego», a juicio de todos.
Brasil fue el único rival capaz de plantar cara a los Estados Unidos con un juego pleno de potencia, fuerza física, imaginación y velocidad. Pero ante rivales de menor fuste no consiguió tener las mismas prestaciones. Ante sus «enemigos íntimos» motivación no les faltará, eso seguro.
Otra de las circunstancias que ayudan a poner otro grano de pimienta es la presencia de un argentino, Rubén Magnano, en el puesto de entrenador de la selección brasileña.
«Rubén Magnano nos conoce perfectamente a todos, pero nosotros también les conocemos a ellos. Los jugadores nos enfrentamos durante el año en muchas ocasiones con nuestros respectivos equipos y después en los partidos de selección. Además, una de las obligaciones del baloncesto moderno es conocer a los rivales», dijo a EFE Luis Scola, el jugador estrella de la albiceleste.
Superada ya la contrariedad de la baja inesperada y de última hora de Andrés Nocioni, la selección argentina también recupera para este partido a Fabricio Oberto, que ha estado casi toda la primera fase ausente por culpa de un virus que le produjo gastroenteritis.
Con Oberto en cancha, Argentina recupera defensa y un plus en sus habituales armas, dureza mental, pasión y entrega. La única incógnita es saber cómo anda de fuerzas tras este parón por enfermedad.
«La derrota ante Serbia no nos dolió porque jugamos como nosotros queríamos. Estamos tranquilos porque hicimos las cosas mejor que en los días anteriores», apuntó el entrenador argentino Sergio Hernández.
Brasil, por su parte, se ha parapetado en la preparación y apenas tiene contacto con la prensa. Prefieren entrenarse en silencio y hablar en la pista, cuando llegue el momento.
«Hubiera preferido no enfrentarme con Argentina, por todo lo que viví con ellos, pero ahora soy el técnico de Brasil y estoy convencido de que vamos a ganar. Si no fuera así ya habría hecho las maletas para marcharme a casa», dijo Magnano en rueda de prensa.
Una de las claves del partido va a estar en el ‘pick and roll’ (juego base-pívot tras bloqueo del segundo) de ambas selecciones, dos de las mejores del mundo en esta jugada.
Por parte argentina, la dupla Prigioni-Scola es una clásico en esta jugada desde los tiempos en los que ambos estaban en el TAU de Vitoria en la Liga ACB de España. Por la de Brasil, Marcelihno Huertas y Tiago Splitter han demostrado, también en el equipo de Vitoria, que su compenetración es máxima.
De ese juego de dos contra dos pueden surgir muchos puntos y será, sin duda, una de las grandes preocupaciones de ambos técnicos. EFE