Artículo original: In the ‘neck’ of time: Scientists unravel another key evolutionary trait (PhysOrg.com)
Al descifrar los genomas de los seres humanos y de los peces, los científicos creen ahora que el cuello –esa pequeña parte del cuerpo entre la cabeza y los hombros– dieron a los humanos más libertad de movimiento y que jugaron un sorpresivo papel en la evolución del cerebro, de acuerdo a una investigación de neurocientíficos de la New York University y la Cornell University publicada en el diario electrónico Nature Communications (27 de julio de 2010.)
Los científicos asumían que las aletas pectorales de los peces y los miembros (brazos y manos) de los seres humanos eran inervados. –o recibían nervios– desde el mismo tipo de neuronas. Después de todo, las aletas de los peces y los brazos de los humanos parecen estar en el mismo lugar del cuerpo. No tanto.
Durante la transición de nuestro primeros antepasados de peces a moradores de la tierra que les desarrolló las mamas superiores, la fuente de las neuronas que controla directamente a los miembros desde el cerebro estaba en la espina dorsal, pero a medida que el torso se movió de la cabeza apareció el cuello. En otras palabras los brazos humanos, como las alas de los murciélagos y aves, se separaron de la cabeza y se ubicaron en el torso debajo del cuello.
«El cuello permitió mejorar el movimiento y destreza en los ambientes terrenales y aéreos,» dice uno de los investigadores. «Esta innovación en la biomecánica evolucionó de la mano con cambios en como el sistema nervioso controla nuestro miembros.»