Un taller clandestino destinado a la elaboración de juegos pirotécnicos fue descubierto en el sector la Rumiñahui, al norte de Quito. El negocio funcionaba bajo el nombre de Sanafria, que prestaba servicios de animación de eventos. Según los moradores fue abierto hace un año. El material explosivo había sido guardado en varios lugares del inmueble, según los bomberos, sin tomar las precauciones del caso, convirtiendo al lugar en una bomba de tiempo, pues aseguran que de producirse algún percance podría afectar a un kilómetro a la redonda. «Una chispa o una llama y aquí vuela el barrio entero», manifestó Juliana Tamayo, Intendenta de la Policía de Pichincha.