Alemania expulsó a Inglaterra del Mundial con una goleada que pudo alcanzar ribetes de escándalo, en un partido de ‘locos’ que entrará en la historia de la Copa del Mundo, no sólo por su resultado (4-1), sino por el gol clamoroso que el árbitro le negó a Frank Lampard.
Ofensiva a ultranza, derroche físico sin brusquedades (sólo una tarjeta por bando), goles abundantes, alternativas en los dos frentes, cantadas de los porteros, disparos a la madera y, por si fuera poco, un gol de los llamados “fantasmas” un espectáculo apasionante, digno de una final, en Bloemfontain.
El partido, de octavos de final, había levantado una gran expectación entre los aficionados de todo el mundo y una cierta inquietud en la Policía, pero no hubo más guerra que la deportiva sobre el terreno de juego.
Los tantos germanos fueron obra de Miroslav Klose, Lukas Podolski y Thomas Müller (dos). El descuento ingléslo marcó Matt Upson. La polémica del partido se instaló en el minuto 38, después que la terna arbitral le negó el empate a Inglaterra. El balón, lanzado por Lampard contra el larguero, botó medio metro dentro de la puerta alemana, volvió al travesaño y ya en el segundo bote no rebasó la raya.
Alemania recibió así una lejana compensación por el gol fantasma que, 44 años antes, el inglés Geoff Hurst le marcó en la prórroga de la final de 1966, cuando Inglaterra ganó en Wembley su único título.
Tras el cotejo, el técnico de Inglaterra, Fabio Capello, cuestionó la actuación del árbitro uruguayo, Jorge Larrionda, por no convalidar el gol de Lampard. “Nosotros cometimos errores, pero el árbitro cometió el mayor de todos. No entiendo por qué en la época en que vivimos, con tanta tecnología, no se use y estemos hablando de estas cosas”, declaró Capello.
Además, destacó el funcionamiento de los dirigidos por Joachim Low, quienes supieron aprovechar los espacios que dejaron los ingleses al momento de irse a buscar el gol del empate. EFE