Mié. Sep 18th, 2024

Nueva York, 6 oct (EFE).- La insobornable personalidad del cineasta argentino Lisandro Alonso y el carácter siempre híbrido de Viggo Mortensen confluyen en «Jauja», cinta que renueva el lenguaje cinematográfico y que se presentó hoy en el Festival de Cine de Nueva York.

La ciudad no es, a priori, el entorno natural del director de «Liverpool» o «Los muertos», pues su parroquia se sitúa en los grandes festivales europeos, especialmente en Cannes (donde recibió el premio FIPRESCI en la sección «Una cierta mirada» con este filme), San Sebastián y Locarno.

Pero «Jauja», protagonizada por Mortensen e inspirada por la poética de Fabián Casas, tenía que estar sí o sí entre lo más destacado del año, que es el criterio que sigue el certamen neoyorquino para crear su programación.

«Lo que me gusta de esta película es que no se parece a nada que hayamos visto antes. Y es muy difícil ser original sin ser amanerado o pretencioso. Pero él no hace un cine retrospectivo, no hace referencias a otro cine», resumió Mortensen, un intérprete medio danés, medio estadounidense, que vivió en Argentina parte de su vida.

El personaje que interpreta hereda de él esa raza híbrida y ese choque cultural desconcertante, pues es la historia de una familia danesa que viaja a la Patagonia.

Así, para él, «Jauja» no solo ofrece una narrativa y un sentido estético totalmente insólitos (y eso que Alonso, en comparación con sus cintas previas, es bastante prolijo en diálogos esta vez), sino que consigue transmitir «algo tan difícil como esa sensibilidad medio danesa, medio argentina», según el nominado al Óscar por «Eastern Promises» y célebre por ser Aragorn en «Lord of the Rings».

«La necesidad de pensar que todo tiene una lógica y que esa lógica puede resolver los problemas» del temperamento danés choca, según el actor, con la naturaleza más desordenada, pero también más tolerante con lo imprevisible y con los designios caprichosos de la vida.

Detrás de ese choque, un director dispuesto a reorganizar el orden de las prioridades del séptimo arte, que «rueda exactamente como es, como habla», dijo el actor, y que ofrece un cine «que deja muchas preguntas, te obliga a pensar en el filme durante los próximos días», explicó quien debutó en el cine argentino con «Todos tenemos un plan».

Mortensen conoció a Lisandro Alonso hace años, cuando presentó en España «Alatriste», y el director reconoció que la historia de «Jauja» fue «una excusa para rodar en esos paisajes que me maravillan», aseguró, y el filme es, al margen de su historia, un poético viaje por la naturaleza en paralelo, o quizá en mutuo enriquecimiento con el viaje espiritual de los personajes.

Por no hablar de que «nunca se buscó una precisión histórica» en una cinta que, en cambio, puede ser considerada de época, en concreto está ambientada en el siglo XIX. «Los indios que aparecen en la película parecen extraídos de un cómic», bromeó.

«La gente me pregunta de qué va la película y no puedo contestar con solo dos frases, no puedo precisar de qué trata. Por supuesto, puedo decir qué sentimientos o valores contiene, pero no definir su historia», resumió Alonso, que tardó cinco años en elegir su nuevo proyecto tras el éxito en los circuitos independientes de «Liverpool».

El director, a pesar de que su cine siempre se escapa de las directrices del público mayoritario, reconoció que le gusta que así sea: «Yo como espectador cada vez valoro más las películas que te hacen sentir incómodo. No digo aquellas que te enfadan, pero sí que te incomoden en el buen sentido», aseguró.

Alonso forma parte de triunvirato de directores argentinos que verán proyectados sus nuevos trabajos en el festival neoyorquino, que termina el 12 de octubre y que también ha seleccionado los nuevos filmes de Martín Retjman y Matías Piñeiro. EFE