Santiago de Chile, 7 sep (EFE).- Miles de personas reclamaron hoy en Chile el fin de la impunidad por las violaciones a los derechos humanos cometidas en la dictadura, al cumplirse un nuevo aniversario del golpe de Estado de 1973 encabezado por Augusto Pinochet .
La principal manifestación tuvo lugar en la capital chilena, donde unas 5.000 personas se dieron cita en el centro de Santiago para marchar en romería hasta el memorial de las víctimas de la represión, en el cementerio general.
La marcha, convocada por la Asamblea Nacional por los Derechos Humanos, transcurrió sin incidentes durante el recorrido, de más de tres kilómetros.
Los manifestantes llevaban pancartas con los retratos y los nombres de sus familiares detenidos durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) y de los que nunca más supieron.
También portaban banderas de partidos de izquierda y grupos como el del Frente Patriótico Manuel Rodríguez.
Al finalizar, varias decenas de encapuchados se enfrentaron a la policía en las cercanías del cementerio general y agredieron a varios informadores, entre ellos, un periodista del canal Chilevisión, quien tuvo que ser traslado en ambulancia.
Los protagonistas de los incidentes, que nada tenían que ver con la marcha ni con sus organizadores, lanzaron piedras, palos y cócteles molotov a las fuerzas antidisturbios, que les repelieron con camiones lanzaaguas y gases lacrimógenos.
Las agrupaciones pro derechos humanos exigieron una postura más decidida a la presidenta de la República, Michelle Bachelet, en la adopción de medidas que pongan fin a la impunidad que todavía rodea muchos casos de violaciones.
«Falta mucho por hacer en relación con la demanda de verdad y justicia de lo ocurrido en la dictadura», declaró a Efe Lorena Pizarro, presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos.
Pizarro sostuvo que «el problema se selló en los años noventa con la decisión de aplicar ‘justicia, en la medida de lo posible'», en alusión a las palabras del Patricio Aylwin, el primer presidente tras el restablecimiento de la democracia.
«Lamentablemente debemos decir que no hemos observado una postura distinta» respecto a los casos de violaciones a los derechos humanos cometidos durante el régimen militar (1973-1990), manifestó.
La diputada comunista y exlíder del movimiento estudiantil Karol Cariola, quien también participó en la marcha, dijo que no es posible hablar de reconciliación entre los chilenos «cuando todavía hay familias que siguen pidiendo justicia».
En tanto, la presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos demandó a las autoridades que asuman las demandas históricas del movimiento, como la degradación de los militares genocidas, el cierre del penal de Punta Peuco -donde cumplen prisión los principales represores- y la anulación del decreto ley de amnistía emitido en la dictadura.
La portavoz de los familiares de las víctimas se refirió a la reunión que mantuvieron semanas atrás con la presidenta Bachelet, quien «dijo que iba a hacer alguna propuesta» para avanzar en la satisfacción de estas demandas.
«Pero esa propuesta todavía no se materializa, y nos parece que ya es tiempo de que se empiece a hacer», recalcó Pizarro.
Los organizadores de la marcha se quejaron de que la Intendencia Metropolitana de Santiago no les autorizara a pasar por la calle Morandé, contigua al Palacio de la Moneda, para celebrar un homenaje a Salvador Allende frente a la estatua del presidente derrocado por el general Augusto Pinochet el 11 de septiembre de 1973.
Aunque no se ha informado oficialmente, unos 8.000 policías están desplegados en Santiago para resguardar la seguridad en este nuevo aniversario del golpe militar, que se cumple este jueves, ya que por la noche suelen registrarse desmanes en sectores periféricos de la capital.
Los familiares de las víctimas de la dictadura comenzaron a organizarse a finales de 1974 para exigir justicia por sus queridos ejecutados o desaparecidos, en su mayoría hombres y mujeres que militaban en los partidos de la Unidad Popular, el gobierno que encabezaba Salvador Allende. EFE