Cuatro jóvenes crearon un esmalte de uñas que detecta la presencia de «drogas de violador» en los vasos servidos durante la noche. Una idea lejos de ser unánime: las feministas dicen que es una falsa buena idea.
Mojar un pedacito de uña en el vaso antes de beberlo, esperar, y ver si el esmalte cambia de color: es el principio de «Undercover Colors», un esmalte cuyo color cambia al contacto de «drogas de violador» (tipo Xanax o GHB), por lo general incoloras e inodoras.
Imaginada por cuatro estudiantes norteamericanos en química, la iniciativa ganó un premio de innovación. Sin embargo esta iniciativa viene a formar parte de las llamadas «armas anti-violación» ya existentes, desde el jean con conexión a la oficina de la policía por una alarma en el brasier-taser, pasando por las mallas peludas que pican, o incluso las sandalias que dan un choque eléctrico al agresor.
El proyecto está todavía en sus inicios. Si llega a comercializarse, podría ser el primer gadget «anti-violación» en ser distribuido en gran escala. Por el momento ya tiene algunos fans: «Es una verdadera revolución que podría asegurar a millones de mujeres y jóvenes» exclama el cotidiano italiano La Repubblica. «Esperamos verlo pronto en perfumería».
Sin embargo, según un científico que analiza los resultados de varios estudios americanos que cita Jezebel, la idea es francamente utopista: el proceso que utiliza el esmalte solo sería eficaz por intermitencia. Y si ciertos ven en estos objetos una solución milagro, para muchos, la multiplicación de gadgets anti-violación tiene algo muy inquietante.
«Casi tendríamos el sentimiento que la violación no es un acto que los violadores eligen cometer pero una cosa inevitable a la cuál las mujeres deben prepararse, como el mal clima, o el tráfico» se molesta una bloguera feminista en una nota, vista por el Huffington Post: «Usted no se iría de casa sin paraguas, entonces porque irse sin ponerse su ropa anti-violación? ¡Diga sí a su status de potencial víctima de violación!»
Numerosas activistas anglosajonas subrayan que si toda invención contra la violación es noble, sobretodo hay que trabajar cuesta arriba. La prioridad: educar, cuestionar nuestra cultura y condenar las agresiones en lugar de encontrar soluciones. «Es muy inteligente y ciertamente con muy buena intención», resume una editorialista de The Independent. «Pero eduquemos a los chicos jóvenes al consentimiento, enseñémosles a no violar y a no abusar de las mujeres, y responsabilicemos a quienes no escuchan».
Las reacciones burladas por Vice, quien supera esos argumentos (y nótese de pasaje que desarrollando los gadgets anti-violación exclusivamente destinados a las mujeres, se omite la violación de hombres). Según la periodista, los individuos deberían sentirse libres de hacer lo que sea que pueda reforzar su sentimiento de seguridad. Pero quién quiere vivir en un mundo en el que hay que pensar en ponerse esmalte de uñas antes de tomar un trago?
Por: Laura Aronica
(Fuente: Les In RocKs)