Vie. Nov 22nd, 2024

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, dijo hoy en Chile que la desigualdad en América Latina es un problema político agravado por el poder de las élites e instó a reforzar la integración regional, pero lejos de la Organización de Estados Americanos (OEA).

Correa, quien este miércoles finalizó una visita oficial de dos días a Chile, pronunció una conferencia en la sede de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

En su alocución, el gobernante repasó los logros de la llamada «revolución ciudadana» que su Gobierno ha impulsado durante los últimos años y comentó las «restricciones externas» que, en su opinión, frenan el desarrollo de América Latina.

«El desarrollo es básicamente un problema político. El problema fundamental es quién manda en una sociedad, las élites o las grandes mayorías; el capital o los seres humanos; el mercado o la sociedad», dijo Correa en presencia de la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, y del canciller chileno, Heraldo Muñoz.

Presidente Rafael Correa junto a Michelle Bachelet
Presidente Rafael Correa junto a Michelle Bachelet

Correa sostuvo que América Latina ha estado históricamente dominada por élites que «han excluido de los beneficios del progreso a las grandes mayorías» y aseguró que la región aún sufre los embates del neocolonialismo.

Para revertir esa situación, el presidente ecuatoriano apostó por reforzar la integración latinoamericana a través de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), un bloque que, según Correa, se ha «desacelerado» en los últimos años pero que tiene «un potencial enorme».

«La Unasur es lo que hemos llamado una integración integral, no solo un foro para tratar nuestros problemas y diferencias, sino un organismo planificador y ejecutor», dijo sobre este organismo nacido en Brasil en 2008 e integrado por doce países sudamericanos.

Sobre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), que está integrada por todos los países de América menos Estados Unidos y Canadá, el gobernante ecuatoriano dijo que aún tiene un papel «ambiguo» pero expresó su deseo de que «más temprano que tarde reemplace a la OEA».

«La OEA tiene graves distorsiones y para mí es insalvable por el peso hegemónico de Estados Unidos y Canadá. Necesitamos algo más nuestro (…) y eso creemos que es la CELAC», señaló Correa.

El presidente también criticó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), un organismo dependiente de la OEA con el que el Gobierno ecuatoriano ha tenido varios roces, el último debido a las medidas cautelares que sugirió a favor de tres opositores a Correa condenados a prisión por injuriarle.

«La CIDH está totalmente dominada por países hegemónicos», dijo el mandatario, que expresó su desazón por el hecho de que la sede de ese organismo esté en Washington, cuando EE.UU. no ha firmado el Pacto de San José, fundamento del Sistema Interamericano de Derechos Humanos.

Antes de su intervención en la Cepal, el líder ecuatoriano fue nombrado doctor «honoris causa» por la Universidad de Santiago de Chile (USACH), ocasión en la que repasó los avances en la cobertura y calidad que ha experimentado el modelo educativo de su país durante los últimos años.

«Hemos optado por una política nacional agresiva para promover el talento humano, la ciencia, la tecnología y la educación», dijo Correa, que añadió: «Para nosotros, la educación como derecho y generadora de talento humano es lo más importante».

Rafael Correa, que gobierna Ecuador desde 2007, explicó que entre 1992 y 2006 se crearon en ese país 45 nuevas universidades, que se sumaron a las 26 que existían anteriormente.

«La educación se convirtió en una mercancía más», dijo el mandatario, quien subrayó que, por lo general, las nuevas universidades eran «negocios con fines de lucro» con un pésimo nivel académico.

La Asamblea Constituyente instaurada en 2008 ordenó una revisión profunda de los recintos y como resultado catorce de ellos -«que no merecían el nombre de universidades», dijo Correa, fueron clausurados.

La visita de Rafael Correa, la primera de carácter oficial de un jefe de Estado extranjero a Chile en el segundo mandato de la presidenta Michelle Bachelet, empezó el martes con una visita al Museo de la Memoria y los Derechos Humanos y terminó en la noche con una reunión privada con la presidenta del Senado, Isabel Allende.

El mandatario, que viajó acompañado de una decena de ministros, se reunió luego con Bachelet, con la que coincidió en la necesidad de impulsar la alicaída integración latinoamericana, especialmente a través de la Unasur.

 

Fuente: EFE