Los constantes temblores que desde la semana pasada sacuden el Pacífico de Nicaragua son prueba de que la costumbre no siempre es antídoto para el miedo.
Centenares de movimientos sísmicos -al menos 318, según el último reporte del Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales, publicado este lunes a las 17:45 hora local- se han registrado en el país desde el pasado jueves.
Ese día, a las 17:27 hora local, una sacudida de magnitud 6,2 en la escala de Richter cerca de la ciudad de Nagarote, ubicada a pocos kilómetros de la capital, Managua, afectó más de 800 viviendas, dejando además al menos 266 heridos y un persona muerta.
Y desde entonces las constantes réplicas -algunas incluso mayores que el sismo original- han llenado de zozobra los días y las noches de los nicaragüenses.
«Ha estado temblando en las noches, bastante fuerte. Y en el día está temblando cada hora, cada hora y media», le contó a BBC Mundo Lucila Delgado, una residente de la capital.
«Se siente supertenso. Uno está en estado de alerta todo el tiempo, escuchando la radio todo el día, sin saber lo que pueda pasar, pensando que todo te puede caer encima en cualquier momento. No te podés relajar nunca», explicó.
Alerta roja
La situación es particularmente tensa en Managua, pues a lo largo de su historia esa ciudad -la más populosa del país- ya ha sido destruida por dos terremotos, el último de ellos en diciembre de 1972.
Y el gobierno ya ordenó la evacuación de unas 250 familias de la zona de «Los escombros», como se conoce a la parte de la capital que nunca fue reconstruida luego del terremoto de 1972, en donde también se ordenó la demolición de 24 edificios.
Muchos de los sismos, sin embargo, han tenido su epicentro tanto al sur como al norte de la capital, en la cercanía de varios volcanes.
Y por eso el lunes las autoridades decidieron declarar una alerta roja para todo el territorio nicaragüense, pues son varias las localidades afectadas y amenazadas.
«Debemos prepararnos para eventos aún mayores», advirtió además en cadena de prensa la coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía y primera dama de la nación, Rosario Murillo.
«La recomendación es la misma: dormir en espacios abiertos, si se dieran sismos mayores buscar áreas verdes… resguardarse, protegerse, unirse como familias, unirse como comunidad, pedirle mucho a Dios», agregó.
«La recomendación es la misma: dormir en espacios abiertos, si se dieran sismos mayores buscar áreas verdes… resguardarse, protegerse, unirse como familias, unirse como comunidad, pedirle mucho a Dios»
Rosario Murillo, coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía
La ansiedad, reconocida públicamente por Murillo, también es visible en las redes sociales, donde los nicaragüenses -y sus familiares en el extranjero- han estado compartiendo información, consejos y preocupaciones.
Y según Delgado, en las calles y centros de trabajo tampoco se habla de otra cosa.
«Todo gira en torno a dónde te agarró el temblor, qué estabas haciendo, como está tu casa, a dónde dormiste, cuántas horas dormiste anoche», relató.
«Yo estoy súper nerviosa. Sentís un temblorcito y decís ‘Ay, el próximo es el grande’. Y cuando tiembla decís: ‘está raro que no tiemble’. Yo ya no sé si soy yo la que tiembla o es el suelo el que está temblando», le dijo a BBC Mundo.
Por lo pronto, las autoridades han dicho que están analizando la información disponible, con la colaboración de expertos de Cuba, Venezuela, México y Estados Unidos, «para tener un mejor entendimiento de lo que está ocurriendo en la zona sísmicamente perturbada».
Y todo parece indicar que buena parte de los habitantes de la capital intentarán aprovechar las vacaciones de Semana Santa para alejarse de la sísmica Managua.
Pero, por lo pronto, la incertidumbre continúa. Y también el temor y las noches en blanco.
Fuente: BBC Mundo