En diciembre, Uruguay se convirtió en el primer país del mundo en legalizar y regular estatalmente la producción, venta y consumo de marihuana. Muchos esperan que gracias a la nueva norma menos personas opten por la pasta base, un derivado de la cocaína barato y altamente adictivo. Otros temen lo contrario.
A las cinco de la tarde en el barrio de Malvín Norte, en el este de Montevideo, comienzan a aparecer los adictos a la pasta base. Jóvenes con ropa descuidada y sucia caminan con un paso inquieto, como si se sintieran perseguidos. Uno de ellos revuelve un tarro de basura. Otros dos, incluyendo una joven, aún duermen bajo un árbol, rodeados de residuos desparramados.
A los 36, Carlos Rodríguez es mayor que muchos de los otros adictos. Y siente que ya llegó a su límite. No da más y asegura que llamará a su madre para que lo ayude a ingresar a algún programa de rehabilitación.
«He estado muy mal, hace un mes atrás me operé de un pulmón por culpa de la pasta base, estuve en coma, me lastimaron la pierna de un tiro», dice Rodríguez.
«Tengo esperanza de poder internarme», dice con sus ojos irritados y su mirada desenfocada. «Yo estoy coherente todavía pero me doy cuenta que hay muchachos que están mal. Te da ganas de ayudarlos, pero si no me puedo ayudar yo que tengo que pedir ayuda…»
Carlos vendía droga pero no la consumía. Hasta que su hijo falleció. «Tanto fue el dolor y las peleas con mi señora. Y decidí probar, a ver qué era eso».
La pasta base, también conocida como pasta de cocaína, es un derivado del procesamiento de la planta de coca para obtener cocaína. Es producida en Perú, Bolivia y Colombia y llegó a Uruguay y Argentina durante la crisis económica del 2002. Muchos analistas relacionan el aumento en el consumo de pasta base con la pobreza y la falta de oportunidades que siguió a la crisis.
Más de una década después, su impacto se siente en Uruguay fundamentalmente en los sectores de menos recursos.
Más intensa que la cocaína
Se calcula que los consumidores de pasta base no superan el 1% de la población total del país, estimada en 3,3 millones, pero en barrios como Malvín Norte el porcentaje puede ser hasta cuatro veces mayor.
José Pedro Prieto, estudiante de posgrado en el Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable en Montevideo, ha investigado la pasta base. Prieto dijo a la BBC que muchas veces la droga es adulterada y mezclada con cafeína, por lo que causa un estímulo aún más intenso que la cocaína.
«Los consumidores sienten un alto nivel de euforia,» dijo Prieto. «Pero a continuación hay sentimientos de tristeza y ansiedad, lo que a su vez provoca un fuerte deseo de seguir fumando pasta base».
Carlos Rodríguez conoce por experiencia propia el impacto de esta droga.
«Es una droga muy fuerte, creo que no debe haber droga más fuerte que esa. Seguís consumiendo, no hay última. No es como la cocaína que consumís un gramo y decidís tá».
«Pasta base consumís un gramo, dos, tres, quince, treinta, cien y querés seguir consumiendo. Tenés como la mente en blanco y te va bajando la fuerza de vida, no tenés rutina ni día ni noche».
La pasta base «es una droga que hace enemigos, jefes de barra, de ventas, de envidia», agregó.
Aquel mismo día Carlos llamó por teléfono a su madre, quien prometió ayudarlo. Quedaron de acuerdo que a la mañana siguiente, ella lo ayudaría a tomar un autobús para ir a un centro de rehabilitación en el norte del país, cerca de la frontera con Brasil.
Uruguay inseguro
Cerca de la principal intersección de avenidas en Malvín Norte, Silvia Siage tiene un pequeño comercio donde vende algunos alimentos, ropa y juguetes. Pero no es fácil ver el interior de la tienda porque nadie puede ingresar. Silvia atiende a sus clientes detrás de una ventana con reja y hay candados en todas las puertas.
La vida de Silvia cambió para siempre una tarde en 2010.
«Me pasó una desgracia espantosa, nosotros trabajábamos con la puerta abierta como cualquier negocio y el 18 de marzo a las 5 y 25 de la tarde entraron hombres con revolver en mano. Lo único que gritaban era ¡la plata! ¡la plata!, pero ya de una nomás le dieron dos balazos a mi esposo y uno a mí. Estaban totalmente drogados».
«Supongo que sería pasta base, ésa que sale 25 pesos uruguayos (poco más de un dólar), la que destruye y está permanentemente matando. Ahora no abrimos más la puerta, nos manejamos con una ventanita».
Bastan uno o dos dólares para iniciar el camino de la adicción con pasta base. Foto: Fundación Manantiales
El esposo de Silvia, Jorge Lemos, fue asesinado. Y ella aún hoy no consigue estirar los brazos como consecuencia de las heridas que recibió en el ataque.
Silvia asegura que en su barrio hay «robos todas las noches, a los vecinos le entran a las casas, hacen cualquier cosa, matan y destruyen por 25 pesos para la droga, es lo peor».
Uruguay es considerado uno de los países más seguros de América Latina, pero el crimen asociado al consumo de drogas ha incrementado. En una encuesta de más de 8.500 prisioneros realizada en 2010 por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República, un tercio de los participantes dijo haber cometido crímenes bajo el efecto del alcohol o las drogas, y la mitad de estos últimos había consumido pasta base.
Los consumidores de esta droga serán un minoría ínfima, pero están asociados usualmente a robos y rapiñas. La pasta base puede consumirse con apenas uno o dos dólares, pero para satisfacer la adicción se requieren cada vez más y más dosis.
El gobierno espera que la legalización de la marihuana disminuya la inseguridad en barrios como Malvín Norte. Los partidarios de la nueva ley aseguran que al permitir a los adultos cultivar marihuana o comprar un máximo de 40 gramos de una farmacia, la legalización permitirá separar este mercado del de otras drogas más problemáticas.
«En Uruguay la marihuana es la parte mayor del mercado. En Uruguay el consumo es legal, lo que es ilegal es la producción y la venta, entonces un joven o un mayor que consume legalmente tiene que acceder ilegalmente», dijo a la BBC Eduardo Bonomi, ministro del Interior.
«Acá no hay un lugar de venta de una de las drogas, sino que es como un supermercado donde se compra cualquiera de las drogas, los jóvenes van a buscar marihuana y si no hay, después de recorrer dos o tres lugares terminan comprando pasta base».
Cuando la nueva norma entre en vigencia una vez que sea reglamentada, posiblemente a mediados de abril, menos consumidores entrarán en contacto con la pasta base y el retiro de la marihuana del mercado ilegal tendrá un impacto negativo en los narcotraficantes.
Ésa es la teoría, pero Silvia Siage tiene una visión muy diferente y asegura que las «bocas», como se conoce a los sitios de venta de pasta base, seguirán donde están.
«En la farmacia habrá un límite de cuánta marihuana se puede comprar. Pero en las bocas no existen límites»,dijo Silvia a la BBC.
Madres de la Plaza
Cristina Chevalier trabaja con Madres de La Plaza, una organización gubernamental establecida en 2006 para combatir a los vendedores de pasta base y denunciarlos a la policía. Chevalier dice que se han convertido en «parte del paisaje» de la capital.
«En una manzana en el centro de Montevideo puede haber hasta 10 puntos de venta de droga».
«La legalización alentará a más gente joven a usar marihuana y acabarán pasándose a otras drogas como la pasta base», aseguró Chevalier.
Otros están convencidos de que la nueva ley tendrá un efecto positivo. Milagros Gallero era adicta a la pasta base y usó la marihuana para dejar gradualmente las drogas duras.
«Cuando tenía síndromes de abstinencia de la pasta base, fumaba marihuana para aliviarlos. Conozco a mucha gente que hizo lo mismo. Funciona».
Milagros está orgullosa de que Uruguay sea el primer país que legaliza la marihuana.
«La prohibición no ha ayudado en ningún lado a la disminución. No sabemos si va a bajar el consumo de marihuana por el hecho de regularla», dijo Bonomi.
«Pero la baja del consumo de tabaco en Uruguay vino cuando, además de que hace mucho tiempo que está regulada su venta, hubo una campaña educativa respecto a los perjuicios que provoca el tabaco. Entonces eso sí produjo una baja».
«Cuando tenía síndromes de abstinencia de la pasta base, fumaba marihuana para aliviarlos. Conozco a mucha gente que hizo lo mismo. Funciona»
Milagros Gallero
¿Cuál sería para el ministro del Interior un resultado satisfactorio de la legalización de la marihuana?
«Si menos personas acceden al mercado negro y si hay una reducción en el número de personas que consume pasta base», dijo .
¿Y que sucedió con Carlos Rodríguez, quien iba a acudir a un centro de rehablitación en el norte del país?.
Esta vez, según su madre, no lo logró.
«No apareció por aquí…Estoy desesperada y el resto de la familia me presiona para que abandone a Carlos. No creen en él. Yo soy la única que lo sigue apoyando».
Fuente: BBC Mundo