La actividad sísmica y explosiva del volcán Tungurahua se mantiene alta y sostenida con perspectivas de que continúe así por varios días o semanas, lo que amenaza a poblaciones y cultivos, señalaron hoy las autoridades.
Las explosiones que produce el volcán, que experimenta un nuevo pulso desde el pasado fin de semana, se suceden cada media hora con diversas intensidades, según indicó a Efe la gobernadora (representante del Ejecutivo) en la provincia de Tungurahua, Lira Villalba.
La ceniza que emana constantemente el coloso, por la acción de los vientos, ha llegado a varias provincias y, si bien hasta el domingo se había dirigido al sur, hasta la provincia de Loja, fronteriza con Perú, este lunes cambió de orientación y llegó a afectar algunos sectores de Quito (180 kilómetros al norte).
Según Villalba, las proyecciones sobre la evolución de la actividad del volcán estimadas por los científicos que vigilan al coloso se enmarcan en dos escenarios.
El primero de ellos calcula que el actual comportamiento se mantendría por dos o tres semanas y el segundo, menos probable, es que el conducto de la montaña se tapone, acumule energía y genere una nueva gran explosión, como la ocurrida el pasado sábado.
Villalba aseguró que el Instituto Geofísico (IG) de la Escuela Politécnica Nacional mantiene una estrecha vigilancia sobre el comportamiento de la montaña, cuyo proceso eruptivo inició en 1999 y que se ha caracterizado por intercalar pulsos de gran actividad con lapsos de relativa calma.
La explosión del sábado anterior, sin embargo, fue particularmente fuerte y produjo una nube como hongo que se elevó unos trece kilómetros sobre el cráter, una altura que no se había percibido antes, añadió la gobernadora.
Además, la salida de flujos piroclásticos (rocas candentes pulverizadas) que descendieron rápidamente por algunas quebradas de la montaña, afectaron cultivos y vegetación y también se ha reportado la muerte de cinco vacas y quemaduras en otros animales, señaló la autoridad.
Según Villalba, una de las partes más afectadas fue la quebrada de Juive, en el flanco noroeste, aunque también lo fueron zonas del sur y del occidente del macizo.
Para la gobernadora, el fenómeno ocurrido el sábado «no fue normal» y fue diferente a otros pulsos eruptivos.
El Estado, dijo, también se movilizó de inmediato para atender la emergencia, sobre todo en las labores de evacuación de personas en zonas de lato riesgo y en la provisión de mascarillas para proteger la respiración de los habitantes ante la presencia de ceniza.
Pese a lo difícil de la situación, «la gente está tranquila», aunque atenta a la información de las autoridades, añadió Villalba.
La situación ha motivado a las autoridades a declarar en estado de «alerta naranja» a las provincias de Chimborazo y Tungurahua, que tienen al coloso como límite.
Según un último informe del Instituto Geofísico (IG) de la Escuela Politécnica Nacional, en las últimas 24 horas se han registrado 36 sismos leves de «largo periodo«, relacionados con el movimiento de fluidos en el interior de la montaña.
Además, se han contabilizado 5 episodios de tremor (temblor leve) armónico y otros 70 por la emisión constante de ceniza y gases.
También se han reportado 27 explosiones de intensidad moderada a baja y se ha reportado la caída de ceniza en poblados cercanos como Baños de Agua Santa, Quero, Ambato, Guadalupe y Pelileo, además en las lejanas poblaciones de Machachi, Sangolquí, el Valle de los Chillos y barrios del sur de Quito.
Habitantes de localidades cercanas como Bilbao, Choglontus y El Manzano, en la provincia de Chimborazo, son evacuados por las noches como medida preventiva ante la alta actividad volcánica, aunque vuelven en las mañanas para atender los cultivos agrícolas y el ganado.
El Tungurahua, de 5.016 metros de altura y que comenzó su actual proceso eruptivo en 1999, forma parte del más de medio centenar de volcanes con los que cuenta Ecuador y, junto al Reventador y Sangay, forma parte de los más activos del país. EFE