Mafalda, la niña anticonformista creada por Quino en 1964 cumple 50 años sin perder actualidad, porque «muchas de las cosas que ella cuestionaba siguen sin resolverse» en Argentina y en el mundo, dijo el autor de la historieta. «A veces me sorprende cómo algunas de esas tiras dibujadas hace más de 40 años todavía pueden aplicarse a cuestiones de hoy», comentó el guionista y dibujante argentino de 81 años.
Quino vive en Buenos Aires, y por razones de salud no pudo asistir al Festival internacional del cómic de Angulema (Francia), que montó una exposición de homenaje a Mafalda con el apartamento de la pequeña como decorado.
A través de la mirada crítica de esta niña de clase media, Quino dio su propia visión anticonformista del mundo. No le gusta el fútbol -dice que no lo entiende- y solo fue dos veces a una cancha. A Mafalda no le gusta la sopa y critica el mundo de los adultos.
Sus temas favoritos son los problemas económicos y sociales, las desigualdades, la injusticia, la corrupción, la guerra o el medio ambiente.
«Sin ir más lejos, el año pasado salió en Italia un libro sobre Mafalda… Lo increíble es cómo muchas de esas historietas parecían hacer referencia directa a la campaña de Berlusconi», comenta.
Hay exposiciones previstas en Argentina, Italia, España, Canadá y México sobre Mafalda y los 60 años de carrera de su autor, cuyo verdadero nombre es Joaquín Salvador Lavado Tejón, nacido el 17 de julio de 1932 en Mendoza, de padres andaluces.
Desde su primer álbum, Mundo Quino, publicado en 1963, está considerado como uno de los mejores humoristas gráficos de su país.
Pero fue la pequeña niña de pelo negro y lazo rojo quien lo lanzó a la fama en 1964. Había esbozado el personaje un año antes, en una tira destinada a hacer publicidad de una marca de electrodomésticos que no prosperó.
«Adapté la tira. A la nena le puse Mafalda. Y arranqué la historieta sin el menor plan. Ya que no tenía que elogiar las virtudes de ninguna aspiradora, la hice protestona, cascarrabias. Fue una revancha inmediata».
Quino hacía dibujos llenos de humor y poesía once años antes de crear Mafalda, y siguió haciéndolos luego de poner fin a las aventuras de su popular personaje en 1973.
Luego vino el exilio en Milán en 1976, tras el golpe militar argentino, el peor momento de su vida. «La Patria significa juventud, por lo tanto el hecho de estar lejos de ella ha hecho que mi humor se haya vuelto un poco menos vivaz, pero tal vez algo más profundo».
Según el dibujante, durante la dictadura «Mafalda no fue censurada, creo porque el medio artístico de las historietas era considerado un género menor, que no representaba una amenaza como voz histórica. Sus dibujos no aparentaban ser un arte altamente intelectual y eran percibidos como un entretenimiento».
Quino puso fin a la serie porque «estaba cansado de hacer siempre lo mismo». «La decisión pasó hasta por zonas conyugales, porque mi mujer estaba podrida de no saber si podíamos ir al cine, invitar gente a cenar, porque yo estaba hasta las 10 de la noche con las tiras».
«Además me costaba mucho no repetir. Cuando no se me ocurría nada, echaba mano a Manolito o a Susanita, que eran los más fáciles. Si hubiera continuado la historieta, los más ricos eran Miguelito y Libertad».
«Hubo un maestro de los dibujantes de mi generación, Oski, y él nos decía que nunca nos metiéramos con un personaje fijo y que si nos metíamos, agarráramos una tira y tapáramos el último cuadrito con la mano. Si el lector adivina cómo va a terminar, ahí hay que dejar de hacerlo. Me pareció un buen momento y no me imaginé que cuarentitantos años después, fuera a seguir vigente».
Los países donde Mafalda es más famosa, fuera de Argentina son México, España e Italia. ¿El secreto del éxito? A Quino le «sorprende mucho» que sea una de las diez figuras argentinas más famosas del siglo XX. «Creo que la temática es común a todos los grupos familiares humanos, estén en China, en Finlandia, o en América Latina».
Algunos comparan a la niña argentina de clase media con Charlie Brown, el protagonista de los Peanuts creados por el norteamericano Charles Schulz.
Según Quino, «Mafalda pertenece a un país denso de contrastes sociales, que a pesar de todo quería integrarla y hacerla feliz, pero ella se niega y rechaza todas las ofertas».
«Charlie Brown vive en un universo infantil propio, del cual están rigurosamente excluidos los adultos, con la salvedad de que los niños aspiran a convertirse en adultos. Mafalda vive en un continuo diálogo con el mundo adulto», aunque lo rechaza, «reivindicando su derecho a seguir siendo una niña».
Según Quino, «Schulz trajo personajes antipáticos, simpáticos, buenos, malos, envidiosos y eso fue una revolución. Yo tomé bastante de él, pero como no soy norteamericano, hice una adaptación muy argentina de la cosa».
¿Cómo ve a la Argentina y al mundo de hoy? «Nuestra obligación es creer en que el futuro va a ser mejor, aunque en el fondo sepamos que todo seguirá como hasta ahora».
Fuente: La Tercera.com