En el hospital San Camillo de Lellis, en Rieti, Italia, primer piso, cuarto 10, cama 24, la última en el fondo del departamento de Obstetricia y Ginecología, se encuentra Roxana Rodríguez, la monja que dio a luz a un niño.
La «monja-madre», como la llaman en medios internacionales, tiene frente al cuarto del hospital al menos dos vigilantes para protegerla de los periodistas y personal en general, que buscan la historia que ha escandalizado a la iglesia católica.
Ahora, ya con el niño en brazos, se recupera del «shock» y habló con la trabajadora social, Anna Fontanella, afirmando que «está consciente de las fuertes consecuencias».
Rodríguez podría enfrentar el abandono definitivo de la vida religiosa, además deberá escribir una carta de disculpas a la superiora de «Los Pequeños Discípulos de Jesús», madre Elvira Petrarca, pues ella le habría otorgado los votos religiosos el 26 de spetiembre de 2012.
La «monja-madre», de 33 años, se preparó durante 10 años para recibir sus votos, cuyas exigencias eran libertad vigilada, el noviciado y votos temporales. Al concluir todos los requisitos, las religiosas prometen castidad, pobreza y obediciencia que son los tres pilares de la congregación.
Sin embargo, «no pudo resistir la tentación», según afirmó sor Erminia Push, la madre superiora en Rieti, ciudad italiana en donde está el convento donde estaba interna Rodríguez.
El martes por la noche, Rodríguez llegó al hospital con un fuerte dolor de estómago. Después de una ecografía, los médicos dijeron que se trataba de un parto, ante lo cual la hermana Roxana habría exclamado «No puedo dar a luz, soy una monja…», según recopila el Corriere Della Sera. También trataba de justificar que ella padece de gastritis y que creía que por la mala digestión le crecía el estómago.
El niño nació, pesó 3.5 kilos y le puso de nombre Francisco Alejandro.
Así, Donatella Proietti y el párroco de San Miguel, Benedetto Sickles, han reconstruido los acontecimientos: «Todo ocurrió en El Salvador, entre marzo y abril del año pasado, cuando regresó a casa para renovar su pasaporte».
Mientras, Roxana está segura de algo: «Voy a cuidar a mi bebé porque es un don de Dios», y añade que está preocupada por todo el escándalo del que se habla no solo en Italia, sino también en El Salvador. «Tengo miedo de volver a mi país o a Rieti», según Fontanella, la trabajadora social.
¿Y sus hermanas de congregación?
El mismo periódico italiano afirma que están enojadas con Roxana. «No la visitamos en el hospital. Déjenos en paz, ella ya no está aqui».
La «monja-madre» ha percibido la molestia y como respuesta, agradeció a las madres, padres, abuelas y a las enfermeras del hospital, pues le han proveído de pañales, mamelucos, baberos, gorros, ya que no estaba preparada para la situación.
El mismo grupo que ahora la apoya, organizó una colecta para ayudarla para cuando salga del convento y no tenga los medios para vivir.
Pasqueale Carducci, médico del hospital donde Roxana y Francisco están internos, dijo que la madre podría tener el alta pronto, sin embargo el niño deberá permanecer, al menos 48 horas más. «Esperaremos los dos…no me voy sin mi bebé», dijo Rodríguez.
Fuente: La Página
Roxanna NO pudo cumplir con su juramento de castidad, pues es un ser humano… pero no me agrada TU proceder de poner en riesgo la vida de tu hijo, como no te vas a dar cuenta??? ahora que lo tienes en tus brazos sé más conciente y vé por su futuro.
Lo que mas me indigna es la reaccion de sus compañeras…. donde esta el amor al projimo? la caridad, etc? se les olvido? ha es que mas les importa el como queda su reputacion como congregación… pero lo mas feo es que rechazan a un bebe que no tiene culpa de nada;todos hemos leido muchas noticias sobre encuentros de fetos cercanos a una iglesia… muchas muertes de inocentes todo por tapar la falta de cumplimiento en sus votos. Que indiganción, por eso la Iglesia Católica pierde mas debotos.
y que de los santos sacerdotes…? acaso ellos no incumplen?….???