Llega un poco tarde, a prisa, pero con una sonrisa. Enfundado en una sudadera y con una camiseta de Berklee, como uno más, Alejandro Sanz no puede evitar contagiarse de la pasión y la ilusión de esos alumnos que recorren los pasillos de la escuela de música más importante del mundo.
Faltan apenas unos minutos para que comience la ceremonia en la que será investido doctor «honoris causa» por la Universidad de Berklee, le preocupa la hora, y se reconoce nervioso: desde hoy pasará a estar junto a nombres como Aretha Franklin, Sting o su tan querido Paco de Lucía. Pero sobre todo habla de «los chicos».
Casi medio centenar de estudiantes han preparado desde hace semanas el concierto con el que se le homenajeará después de esta entrevista con Efe, después de la investidura; alumnos a los que además ofreció una «master class» durante su visita a Boston.
«Cuando me lo dijeron lo recibí con mucha alegría. Pero sobre todo venir aquí, conocer a los chicos. Han preparado este día con mucha ilusión, y la verdad es que dan ganas de volver a estudiar a una universidad de estas y no salir en toda la vida», dice risueño.
La experiencia de estos días entre los alumnos le ha refrescado esos recuerdos de los comienzos y la escuela, según explica, es todo música.
«El ambiente que hay es súper musical, todo el trato que se da tiene que ver con la música, hasta el director general aquí tiene que ser músico y eso le da un carácter muy especial» a este centro, explica sin borrar su sonrisa.
Y es que más que hablar de la distinción que le ha sido concedida, prefiere hacerlo de esos jóvenes con los que ha compartido la ilusión y la pasión por la música en las últimas horas, sobre «su curiosidad y su necesidad por aprender».
En la clase maestra «estuvimos hablando de muchas cosas. Había muchas cuestiones sobre la composición, porque los chicos están llenos de curiosidad y eso es maravilloso -explica-. Quieren saber qué hacer cuando aparecen esas lagunas (de inspiración) y no se les ocurre nada».
La pasión no se pierde
Pero sobre todo, Alejandro Sanz les recordó que en la música no se puede perder la pasión.
«Les decía que siempre hay una nota, un acorde o una palabra esperándote justo un segundo después de cuando te ibas a rendir. Creo que lo resume todo, esto es cuestión de mucho trabajo, de mucho esfuerzo, de no rendirte nunca, de nunca darte por vencido», insiste.
Tras más de 15 álbumes y 22 millones de discos vendidos, después de ser uno de los artistas latinos con mayor influencia internacional, Alejandro Sanz no solamente aconseja a las jóvenes promesas sobre música, también sobre «el ruido».
«No hay que dejarse influenciar por todo el ruido que hay fuera. Que es mucho. Y sobre todo, cuando mejor van yéndote las cosas, en casi todas las carreras, se va haciendo cada vez más ruido. Es importante abstraerse de eso y dedicarte a lo que tú sabes hacer y entregarle el 1000% de lo que tengas dentro», asegura el cantante.
«La música es comunicación, pasión, la música es compartir y es amor. También les dije que hay que utilizar la música para hacer cosas a favor de la gente que más lo necesita y también poner un poco tu carrera al servicio de los demás, de su vida», agrega.
El madrileño deseó que todos y cada uno de ellos logren desarrollar sus carreras en cualquiera de las disciplinas que hayan escogido, ya sea como ingenieros de sonido, programadores, pianistas o saxofonistas.
Minutos más tarde, en plena ceremonia de investidura y antes de comenzar su discurso de aceptación del doctorado, no pudo más que confesarlo: «Quien pensara que iba a enseñarles algo, ha sido completamente al revés, he aprendido a recuperar esa ilusión por la música que tienen ustedes. No la abandonen nunca, es lo más grande que tienen». EFE