Celine Dion podría haber dado un interesante salto a la modernidad de haber seguido la senda del sencillo que da título a «Loved me back to life», su primer disco anglófono en seis años, pero ha preferido jugar sobre seguro y aferrarse a lo conocido en un trabajo que se publica el martes.
Los talentos de Stevie Wonder, Ne-Yo, Tricky y la omnipresente compositora e intérprete Sia Furler se dan cita en el vigésimo quinto disco de estudio de la canadiense, postergado para reformular su concepto después del lanzamiento del previo «Sans attendre» (2012).
Originalmente, la continuación de «Taking chances» (2007) iba a ser un álbum integrado en la misma proporción por canciones originales y temas extraídos de bandas sonoras de películas que Dion ha interpretado en su famoso espectáculo de Las Vegas, «Celine», el cual volvió a alzar el telón en 2011.
El éxito de su último disco en francés les hizo plantearse cambiar el esquema y primar las composiciones inéditas, que encuentran su principal valedora en el primer corte, «Loved me back to life», escrito por Sia, con esa cadencia etérea y sostenida tan característica de la autora australiana.
Otra de sus paradas obligatorias es «Overjoyed», clásico de los años ochenta de Stevie Wonder, que versionaron otras estrellas como Diana Ross. Junto a «At seventeen», es el único superviviente del repertorio inicialmente previsto que Dion interpreta en el Caesar Palace. Como gran atractivo, ofrece la participación vocal del propio Stevie Wonder y la producción de Tricky Stewart.
Entre el repertorio, se halla además la canción «Water and a flame», la cual iba a titular este disco originariamente. Compuesta por Daniel Merriweather, en su primera versión estaba magníficamente interpretada con sentimiento soul por este y por Adele, pero en la voz de Dion, su drama inherente pierde fuerza.
El tema fue además motivo de polémica en las redes sociales, después de que la cantante fuera preguntada por su origen en una entrevista y su respuesta llevara a pensar al autor que Dion intentaba apropiársela como una composición original suya. Aunque hubo una disculpa pública por el malentendido, el disco terminó cambiando de nombre.
El resto del álbum se agarra a diversas fórmulas de R&B y góspel suavizado (como «Thankful» o «Incredible», escrita por Ne-Yo, en la que también canta), funk-pop («Save your soul») y baladas blancas como «Breakaway», un tema que, con menos acierto vocal, podría haber formado parte de un disco de Katy Perry.
Cabe destacar «Somebody loves somebody», una producción vitalista con un atractivo arreglo de cuerdas compuesto por una pariente de Judy Garland, y «Unfinished songs», el último corte y su reencuentro artístico con la baladista por antonomasia Diane Warren después de la oscarizada «Because you loved me».
En estos seis años de ausencia del mercado anglosajón, Dion ha sido madre de mellizos por fecundación in vitro, ha participado en discos de duetos como el de Charles Aznavour, ha publicado un disco en francés y ha iniciado una nueva etapa de su espectáculo en Las Vegas. De su estancia en la ciudad del juego no le ha quedado sin embargo ningún apego por el riesgo.
«Loved me back to life» está cuidadosamente producido, con logrados pasajes orquestales y algunos arreglos más modernos, pero no constituye el regreso por la puerta grande que se espera de una artista que llevaba tanto tiempo sin un LP en inglés y casi una década desde la consecución de su último gran «hit», su versión de «I drove all night».
No habrá gira mundial para presentar el nuevo álbum, según señaló la artista a Efe el año pasado en una entrevista, durante la que opinó que «no es arcaico hablar de amor, como si fuera algo pasado de moda» y expuso como ejemplos la pervivencia de algunos de sus temas más memorables.
Tras su victoria en 1988 en el Festival de Eurovisión en representación de Suiza con «Ne partez pas sans moi», fueron múltiples los éxitos cosechados, siempre en nombre del amor, como el tema central de la película de Disney «Beauty and the Beast», la canción «Think Twice» o el sobrexplotado «My Heart Will Go On», de la BSO de «Titanic». EFE