El español Rafael Nadal comentó hoy que durante buena parte de su partido contra el italiano Fabio Fognini, el dolor en la rodilla izquierda hizo que se sintiera frustrado con su juego, a la vez que aseguró que la lucha por el número uno del mundo, más a su alcance ahora, «no es una obsesión».
«Creo que no es nada y que mañana estaré bien», dijo Nadal a EFE, al recordar el mal gesto y el golpe que sufrió en la rodilla durante los primeros puntos del partido. «Simplemente es un lugar sensible y cuando algo pasa alrededor de la rodilla, mentalmente luego la memoria es fresca y es complicado seguir concentrado en lo que tengo que estar, que es el partido».
«Estaba pensando que los movimientos no me funcionaban, que sentía dolor. Creo que si hubiera conseguido olvidarme de esto antes, y aceptado que me dolía un poco, creo que habría tenido más opciones de hacer un partido más igualado al comienzo, aunque también habría podido perder el set, porque él estaba jugando a un nivel altísimo, y no creo que podría haberle ganado este parcial, aunque si crearle algunos problemas más», añadió.
«Ha sido un mal gesto, al que se ha añadido el golpe contra el suelo, y todo me ha creado inseguridad en los movimientos», prosiguió el zurdo de Manacor.
«Luego, durante el partido me he ido moviendo mejor que siempre, y eso es señal de que no es nada grave. Ahora, a ponerme un poquito de hielo y a tratarme. No es nada nuevo para mi, y creo que mañana voy a estar competitivo», aseguró.
Nadal comentó que el nivel de Fognini fue muy alto, en parte por el trabajo que ha realizado con él su técnico, el español José Perlas. «Fabio ha hecho un salto de calidad muy alto durante este año. El hecho de estar con Perlas le habrá ayudado a mejorar aspectos de su juego que el año pasado le hacían un poquito de falta», comentó.
«Tiene una habilidad muy grande para golpear la bola muy fuerte y, muy rápida, muy dentro de la pista, y esto combinado con que yo no estaba lo rápido y eléctrico que tengo que estar, hizo que el partido se pusiera muy cómodo para él, golpeando la bola a placer, mientras que yo no sentía esa energía en las piernas con las que pudiera desbaratar su juego», añadió.
«Interiormente me iba frustrando al ver que no tenía opción de contrarrestar. No conseguía hacer nada diferente y eso es lo que te frustra», matizó Nadal.
Respecto a su rival en las semifinales, Tomas Berdych, Nadal recordó tanto él como el estadounidense John Isner, a quién el checo derrotó hoy por 7-5 y 6-2, son dos rivales muy complicados, de máxima exigencia y de máximo nivel».
«Con uno (Berdych) jugué las semifinales de Cincinnati, y con otro (Isner) la final en una pista que es diferente a esta. Aquí las bolas son más pesadas. Son dos rivales de máxima entidad, y si no estoy jugando mejor de lo que he hecho hoy no tendré opciones. El camino a seguir es el del encuentro contra Kolschreiber que sí jugué bien», añadió.
En ese partido el número uno espera a Nadal, pero el de Manacor no quiso presionarse. «Uno no puede buscar el número uno, lo es o no lo es. Durante toda mi carrera no he buscado el número uno, cuando lo he sido lo he sido y cuando no, no», dijo Nadal.
«No cambio mi calendario ni nada para ser número uno. Intento hacer lo mejor que sé cada día, y si eso me lleva a tener la oportunidad de serlo, pues evidentemente mejor ser el dos que el tres, el tres que el cuatro. Mejor el uno que el dos, ahí sí hay más diferencia, pero ahí se acaba. No hay obsesión alguna, simplemente hay que hacer las cosas lo mejor posible y si es así, espero tener opciones de volver a serlo», añadió. EFE.