Y en este tenor, algo que sorprendió bastante fue saber que entre estas técnicas se utilizaban los éxitos del cantante español Julio Iglesias como instrumento de castigo y tortura, a través de la reproducción constante y a gran volumen.
»La música normalmente sirve para levantar el ánimo a los presos y motivarles para que se sientan unidos, pero en este caso logró revertir la situación y usar la música como una herramienta muy útil para aturdir y hacer sufrir a los detenidos. Las canciones de artistas como Julio Iglesias, George Harrison, guitarrista de The Beatles, y la banda sonora de ‘La Naranja mecánica‘ sonaban en los altavoces a gran volumen y de forma constante para saturar las mentes de los presos, lo que provocaba daños físicos y psicológicos de gran envergadura», declaró la investigadora Katia Chornik, profesora de la Universidad de Manchester, a un reconocido diario británico.
La reproducción de los temas del cantante español sirvieron para beneficio de la dictadura chilena que tenía lugar en casas de tortura, campos de concentración y prisiones, esto de acuerdo con los estudios de Chornik y publicados en su obra ‘Los sonidos de la memoria: cautividad política y musical en el Chile de Augusto Pinochet’.
»El terrible sufrimiento que impartían estas técnicas también tenía su lado positivo, porque la música servía como una forma de testimonio sobre aquellos que ya no se encontraban entre ellos. Como muchos de los opositores dejaban de existir y desaparecían de todo registro, sus compañeros de celda normalmente podían rendirles homenaje cuando sonaban aquellas canciones que les recordaban a ellos», agregó Katia.