De acuerdo con un informe hecho por un grupo de investigadores de la Universidad de Hertfordshire del Reino Unido, los aficionados con mayor pasión por el fútbol recuerdan los sucesos referentes a este deporte por intervalo de un minuto, y por su parte los con menos entusiasmo lo hacen a cada 12 minutos.
Al ver a sus maridos clavando los ojos en la pantalla del televisor para contemplar el vídeo de los goles una y otra vez, las mujeres se ponen extremadamente enojadas. Se han realizado numerosos estudios para descubrir la causa de esa increíble pero irresistible afición de los hombres.
Primero, por la causa fisiológica. Los neurólogos de la Universidad de Glasgow han descubierto que al contemplar el partido de fútbol, la corteza anterior del cingulate permanece en el estado activo. Durante el partido final de la Copa Mundial de 1994, un grupo de científicos estadounidenses recogieron muestras de saliba de aficionados brasileños e italianos para la investigación y descubrieron que se elevaba en un 28 por ciento el contenido de testosterona en el cuerpo de los aficionados brasileños sometidos al estudio.
Segundo, los estudios realizados en Europa han comprobado que el contemplar el partido de fútbol constituye la única oportunidad de desfogar el mal humor para los hombres. Otra investigación en Reino Unido muestra que las respuestas de los alemanes encuestados son convincentes: el 93 por ciento de los aficionados afirman que se sienten libres de todas las restricciones en las gradas ante la cancha de fútbol el fin de la semana y pueden librarse de la presión acumulada.
Tercero, los resultados de las encuestas han mostrado que casi todos los aficionados al fútbol han entrado en los estadios siendo conducidos por sus padres. El 78 por ciento de los investigados afirman que relacionan el partido del fútbol con los buenos recuerdos de la infancia, y el tercio de ellos considera el deporte como el lazo sentimental con su padre. Los investigadores afirman que esto es suficiente para explicar porqué los hombres pueden cambiar de pareja, alojamiento o amigos en vez del equipo que apoyan.