Debbie Rowe, exmujer de Michael Jackson, aseguró hoy en su segundo día de comparecencia como testigo en el juicio civil por la muerte del artista que el «rey del pop» se veía reflejado en la historia del hombre elefante y temía que la gente prestara más atención a su apariencia que a su obra.
Rowe recordó en los tribunales angelinos, tal y como recogió la prensa local, que el cantante sufría de vitiligo, una enfermedad que generaba manchas blancas en su piel y que fue a peor, hasta el punto de que Jackson, al no encontrar un maquillaje que le convenciera, optó por «despigmentarse».
El autor de «Thriller», explicó Rowe, también padecía lupus lo que hacía que se reblandeciera de forma significativa la piel de su cuero cabelludo.
«Le preocupaba que la gente viera la enfermedad o la desfiguración antes de que le vieran trabajando», comentó Rowe sobre su expareja que en 1984 sufrió un accidente que le marcó la vida mientras rodaba un anuncio de refrescos.
Jackson se quemó la cabeza entonces y comenzó a requerir de analgésicos constantemente para tratar los dolores primero y para combatir el insomnio más tarde, entre ellos empezó a usar propofol, anestésico que recibió en exceso en 2009 y le causó la muerte.
Además, el artista se sometió a operaciones de cirugía estética en la nariz, que le dejaron unas secuelas que en ocasiones no le permitían respirar.
Se comparaba con el hombre elefante, indicó Rowe, en referencia al británico que en el siglo XIX se convirtió en una celebridad circense por sus severas malformaciones físicas.
La parte más emocional de su testimonio hoy fue cuando habló de los hijos que tuvo con Michael Jackson, Prince Michael y Paris.
La adolescente de 15 años fue hospitalizada el 5 de junio cuando trató de quitarse la vida.
«Casi perdí a mi hija. Está devastada. Trató de matarse. No siente que siga teniendo una vida», relató Rowe que desde finales de marzo comenzó a verse con frecuencia con Paris, quien pasa con ella los fines de semana en un rancho de caballos que posee Rowe.
La mujer confirmó que tiene una relación «más cercana» con su hija que con Prince Michael, de 16 años.
«No nos odiamos», apuntó.
Jackson y Rowe contrajeron matrimonio en 1996 y se divorciaron tres años más tarde.
La mujer cedió los derechos de custodia de los niños al artista a cambio de 8 millones de dólares.
El testimonio de Rowe se produjo en el largo juicio que enfrenta a la madre del «rey del pop», Katherine Jackson, con la promotora de conciertos AEG Live, organizadora de la esperada reaparición del cantante en 2009 y que finalmente nunca se produjo.
La matriarca de los Jackson consideró que AEG Live es responsable civil del trágico final de su hijo por no cuidar debidamente de su salud y que debe indemnizarla a ella y a los hijos del autor de «Thriller» con una cantidad multimillonaria.
AEG Live busca demostrar que los problemas de salud del cantante eran muy anteriores a su acuerdo para relanzar su carrera, que Jackson tomaba propofol de forma frecuente desde hacía años y que los ejecutivos de la compañía desconocían las adicciones del artista. EFE