Narcisa, 29 años. Tengo ocho años de matrimonio, con él he engendrado dos niñas de 5 y 7 años. Soy muy feliz en el plano familiar, no me puedo quejar de la realidad que vivo con él como marido. El problema es el ámbito de vida que llevo como mujer y como profesional. Antes de casarme, acabé mi carrera de enfermería. La verdad es que ahora que mis hijas están más grandes, me siento más segura de dejarlas en una guardería por las tardes, ya que en las mañanas asisten a la escuela. Pero el problema nace de la manera de pensar de mi esposo. Él dice que si salgo a trabajar, me va a dejar. Que no va a permitir que salga y que en el trabajo vaya a tener la posibilidad de frecuentar a otras personas, y que no va a correr el riesgo de que me pueda enamorar de otra persona. Que decida entre mis deseos como mujer y como profesional y la vida que me da. Reitera que nunca me falta nada.
Mi Querida Narcisa:
No dejes que esa presión te asfixie, has lo que sientas. Si tu deseo es ejercer la carrera, no te limites.
Tu Amiga Karina