El hombre probó varias otras fórmulas que no dieron resultado hasta que se decidió por la cirugía. El implante contaba con tres piezas: cilindros inflables dentro del cuerpo del pene, un depósito de líquido debajo de la pared abdominal y una bomba dentro de su escroto. No obstante, dos meses después de la intervención comenzaron los problemas en el órgano reproductor masculino, pero el paciente no lo comunicó a su doctor, Thomas J. Desperito. Metzagar señaló que no se dio cuenta del problema, ante este escenario los tribunales de Delaware, EE.UU dictaminaron que no hubo negligencia por parte del galeno.