También es usual escucharla en el cine o en la televisión. Sin embargo, en marzo pasado, Warner/Chappel cobraron a unos cineastas 1.500 dólares por el uso de la canción en un documental. Ahora una compañía productora estadounidense ha demandado a los editores musicales y ha pedido a un tribunal de Nueva York que ordene a Warner/Chappel Music que devuelva millones de dólares por concepto de derechos de licencia recabados a lo largo de los años. La compañía afirma que la canción pertenece al público y la gente debería estar en libertad de usarla. Desde de 1983 se canta esta canción.