El ex futbolista Romario, famoso por sus más de 1.000 goles y su polémico comportamiento fuera del campo, confesó en una entrevista que publicó el diario O Globo de Brasil, que en alguna ocasión tuvo sexo con una novia en el estadio Maracaná.
APROVECHÓ
«Una vez, después de un partido, tuve que quedarme para la prueba antidopaje, y vino una novia que tenía en la época. Se habían ido todos, sólo quedaba un funcionario en la puerta del vestuario y entonces aprovechamos», declaró el ex atacante.
Romario no precisó cuando fue, pero aclaró que jugaba en el Vasco da Gama y que ocurrió después de un partido contra el Corinthians.
También admitió que «sólo una vez» se escapó de la concentración de la selección brasileña para pasar la noche con una mujer.
«Fue durante la Copa América de 1997 en Bolivia. Me escapé y salí con una mujer después del primer partido», reconoció.
Sin embargo, desmintió otras historias sobre supuestas aventuras sexuales, que en su época hicieron correr ríos de tinta en la prensa.
Una de ellas aludía a una supuesta relación con una azafata antes de un partido de Brasil contra Uruguay, disputado en Montevideo en el marco de las eliminatorias para el Mundial del 2002.
«Entre otras cosas, no me convocaron para el Mundial por esa historia, pero no hubo nada de nada, aunque la azafata estaba riquísima», confesó.
NEGÓ POLÉMICAS
Romario agregó que precisamente su ausencia en la selección que jugó el Mundial del 2002 fue una de sus mayores decepciones en el fútbol y la atribuyó al hecho de que el técnico Luiz Felipe Scolari «creyó en muchas cosas que dijeron».
Sobre sus relaciones con los entrenadores, muchas veces muy polémicas, destacó en particular la que tuvo con el holandés Johan Cruyff mientras jugó en el Barcelona español. «Nunca tuve ningún tipo de problema con él», sostuvo.
NUNCA FUMÓ DROGAS
Romario también aseguró que, más allá de sus aventuras sexuales, nunca fumó, bebió o usó drogas, aunque reconoce que éstas existen en el mundo del fútbol.
No obstante, aclaró, además que nunca vio a nadie usarlas y que lo único parecido que presenció en sus veinte años de carrera, fue en el vestuario del PSV, donde en los intervalos de los partidos algunos jugadores bebían unas copas de vodka.