Los servicios de rescate aún buscan entre los escombros víctimas del devastador tornado que abatió el pasado lunes a la ciudad de Oklahoma, en el sur de EEUU, y que mató a casi un centenar de personas, según balance provisional.
Amy Elliot, portavoz de la oficina forense, confirmó que 51 personas han muerto, incluidos 20 niños, pero advirtió de que se espera al menos otros 40 muertos.
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, declaró la noche del lunes una zona de desastre a Oklahoma City, y el estado de Oklahoma y movilizó contingentes de su Guardia Nacional hacia las áreas.
Autoridades aseguran que personas siguen atrapadas y los equipos de rescate continúan buscando en los escombros, en particular en el suburbio de Moore.
El tornado de más de tres kilómetros de diámetro en tan sólo 40 minutos asoló una extensión de 32 kilómetros entre las poblaciones de Newcastle y Moore.
El Centro de Predicción de Tormentas señaló que fue un tornado de categoría EF4, la segunda máxima, con vientos de hasta 320 kilómetros por hora.
La naturaleza no les da tregua
El gigantesco tornado golpeó Oklahoma City apenas unas horas después de que en la madrugada del domingo al lunes otros tornados sacudieran el estado y se cobraran la vida de por lo menos dos personas, además de dejar casi una treintena de heridos y unas 300 casas destruidas. Dolor entre los pobladores del sector.