Marcos, 26 años. Estoy estudiando derecho en una de las universidades más reconocidas de la capital. Vivo con mi padres y son muy radicales en su forma de pensar. Mi madre es testigo de Jehová y mi padre cristiano evangélico. Desde pequeño he vivido rodeado de amenazas y órdenes religiosas. Jamás me han dejado opinar ni siquiera en las cosas que a mi futuro se refería. Me cansé de los reproches de mi madre, y de las amenazas de mi progenitor. Siempre me han condenado por mis gustos, ya que nunca acepté a congregarme a ninguna de las iglesias. Pero todo llegó a su punto más alto desde que acepte mi sexualidad. Me interesa mucho ser feliz y si esto va en contra de lo que ellos piensan, pues lo siento mucho. Al fin me siento conforme con lo que hago y por lo que lucho. Aunque ellos se opongan. No me importa nada. Es mi vida.
Mi Querido Marcos:
Buscar tu felicidad, siempre tendrá contratiempos. Si sientes que estás haciendo las cosas correctamente, lucha con fuerza contra todos.
Tu Amiga Karina