El presidente de Nigeria, Goodluck Jonathan, declaró la mañana de ayer el estado de emergencia en los estados norteños de Borno, Yobe y Adamawa, después de una oleada de ataques mortíferos, la mayoría atribuidos a la milicia radical islámica Boko Haram.
“Tras los últimos acontecimientos en los estados afectados, se ha hecho necesario para el Gobierno tomar medidas extraordinarias para restaurar la normalidad. Después de numerosas consultas, por la presente declaro el estado de emergencia en Borno, Yobe y Adamawa”, anunció Jonathan en un discurso emitido por radio y televisión.
Señaló que, “de este modo, se le ha solicitado el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas que despliegue más tropas en estos estados para operaciones de seguridad más efectivas”.
Estas normas “incluyen la autoridad para arrestar sospechosos, la toma de posesión y control de cualquier estructura usada con fines terroristas, el aislamiento de cualquier zona de operaciones terroristas, la práctica de registros y la captura de personas en posesión ilegal de armas”.
Sin embargo, a diferencia de otras declaraciones similares en el pasado, Jonathan decidió que en esta ocasión gobernadores y otros cargos políticos sigan en sus puestos “para cumplir con sus responsabilidades constitucionales”.
Querían vender a los niños
La policía de Nigeria informó que rescató a seis adolescentes embarazadas, de un grupo de traficantes que tenía la intención de vender los bebés.
Un portavoz de la policía, en el sureste del país, dijo que las niñas habían sido trasladadas de sus casas a lo que llamó una ‘fábrica’ de bebés, donde se realizarían los partos.
Los traficantes prometieron a las niñas darles dinero a cambio de sus hijos.