La ceremonia, ante unos 50.000 fieles, fue presidida por el cardenal Ángelo Amato, quien leyó el mensaje del papa Francisco, en el que el sumo pontífice recordó que Nhá Chica fue una “perspicaz testigo” de la misericordia de Cristo.
Se declaró que la sierva sea llamada desde ahora como “beata y su fiesta sea celebrada en los lugares y de la manera establecida todos los 14 de junio, fecha del aniversario de su muerte”.