Los disturbios del lunes tras conocerse los resultados de las elecciones que dieron a Nicolás Maduro como vencedor por estrecho margen dieron paso a sonrisas nerviosas, que contrastan con el incendio que se registra en las redes sociales, una poderosa herramienta para la denuncia ciudadana que al tiempo es el caldo de cultivo para la rumores infundados y la incitación al odio.
Videos con enfrentamientos violentos, fotos que supuestamente prueban el fraude en los comicios, mensajes de texto con llamados a la insurrección se multplican en sitios como Facebook o Twitter.
Como pasa con las redes sociales, es difícil comprobar qué es real. Pero el retrato de Venezuela según lo que se comparte en esos medios es poco menos que el de un país que vive quemando neumáticos entre pedradas y cacerolazos.
Son los dos extremos de una polarizada Venezuela que quedó dividida por la mitad en las elecciones que ganó Nicolás Maduro con un 50,7% de los votos, pero que Henrique Capriles (48,9%) no reconoce hasta que se auditen los votos.
Como señaló a BBC Mundo Andrés Cañizales, profesor de Comunicación de la Universidad Católica Andrés Bello, “las redes sociales en este momento concentran los extremos políticos, tanto del chavismo como de la alarmada oposición”.