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maduro9 abr (EFE).- Los gobiernos de América Latina aguardan con expectación, y en algunos casos también con preocupación, el resultado de las próximas elecciones presidenciales en Venezuela, un país que con Hugo Chávez al frente tuvo un peso regional notorio.

Gane quien gane el 14 de abril, ya sea el chavista Nicolás Maduro o el opositor Henrique Capriles, la falta de Chávez, fallecido el 5 de marzo pasado, cambia el panorama geopolítico latinoamericano.

Chávez polarizó la región, pero al tiempo, ayudado por la riqueza petrolera de su país, impulsó la creación de organismos de integración, como Unasur y Celac, y una alianza bolivariana contra el «imperio», la Alba, en los que tuvo un papel dominante.

También creó Petrocaribe, un programa de suministro de petróleo a países caribeños y centroamericanos en condiciones benévolas, y financió proyectos de todo tipo, desde un hospital oncológico en Uruguay hasta el tendido de un cable de fibra óptica desde Venezuela hasta Cuba.

Según la oposición venezolana, el líder bolivariano «regaló» casi 170.000 millones de dólares a otros países, a razón de unos 7.000 millones por año.

Supuestamente, además financió campañas electorales de políticos afines.

Ante la cita del 14 de abril una de las preguntas que surgen es si el ganador, que según apuntan los sondeos será Maduro, querrá y podrá mantener todo ese entramado y otra si Venezuela sin Chávez seguirá ejerciendo el mismo liderazgo en la región.

En el caso de Cuba si la ayuda venezolana deja de llegar, se puede producir algo parecido a lo ocurrido cuando cayó la URSS.

Pero incluso si Maduro llega a la Presidencia, la situación económica venezolana, con alta inflación y una reciente devaluación de la moneda, puede obligarle a ser menos generoso que su antecesor.

Maduro ha prometido una «unión eterna» con Cuba, lo que se ha entendido como un compromiso de seguir enviando a la isla 100.000 barriles diarios de petróleo a cambio del trabajo de personal médico, educativo y deportivo cubano en Venezuela.

Capriles, en cambio, afirma que no regalará «ni una gota más» del petróleo venezolano a otros países, pero se ha comprometido a no acabar con los planes sociales, entre los cuales están las «misiones» que llevan adelante los cubanos enviados a Venezuela.

Pero Cuba no es el único país que se juega algo en estas elecciones, además obviamente de Venezuela.

Nicaragua, por ejemplo, recibe de la cooperación venezolana unos 500 millones de dólares al año, que no están contabilizados en el presupuesto del Estado.

La cifra recibida desde 2007, cuando Daniel Ortega asumió la Presidencia, hasta el primer semestre de 2012 es de 2.599,4 millones de dólares, según datos oficiales.

Por razones económicas, ideológicas o por ambas, lo cierto es que varios gobiernos latinoamericanos, y no solo los de la Alba, han tomado abiertamente partido por Maduro en esta contienda electoral.

El expresidente de Brasil Luiz Inácio Lula da Silva, al que alguna vez se consideró el rival de Chávez en la lucha por el liderazgo latinoamericano, ha apoyado públicamente la candidatura de Maduro, pese a que no quiere «interferir en las cuestiones internas de Venezuela».

La presidenta argentina, Cristina Fernández, que consideraba a Chávez un amigo y un aliado estratégico y estuvo en tela de juicio por una maleta con 800.000 dólares enviada desde Venezuela supuestamente para financiar su primera campaña electoral, envió representantes a una reunión del Foro de Sao Paulo en Caracas que terminó con una declaración de apoyo a Maduro.

El Gobierno paraguayo, por el contrario, considera que Maduro no tiene «legitimidad» alguna, según dijo en una entrevista con Efe el presidente Federico Franco el 2 de abril en Madrid.

Franco, que sucedió en la Presidencia a Fernando Lugo, aliado de Chávez y destituido por el Senado de su país en 2012, afirmó que «alguna vez la historia va a reconocer a Paraguay como el país que pudo contener y derrotar al eje bolivariano en su expansión latinoamericana».

A instancias de Venezuela, el Gobierno de Franco fue aislado regionalmente y todavía está al margen del Mercosur y la Unasur.

Además, aprovechando la suspensión de Paraguay, el Gobierno de Chávez sorteó la reiterada negativa del Senado paraguayo a ratificar el ingreso de Venezuela al Mercosur y hoy es miembro pleno.

Otro país donde las elecciones venezolanas generan gran atención es Colombia, toda vez que Venezuela es un acompañante del proceso de paz entre el Gobierno y las FARC y que esa guerrilla es cercana al chavismo.

Maduro ha prometido que si gana las elecciones, hará lo que esté en su mano para que la paz llegue a Colombia. EFE

Por sfeijoo