“Nunca tuve el valor de deshacerme de mi hijo, pero mi madre no me apoyaba y tuve que salir de mi casa”, dispara con dolor una adolescente de 17 años, que atraviesa el sexto mes de su período de embarazo, y a quien llamaremos ‘Tefy’. Según la Doctora Silvia Pavón, directora del programa ‘Adoleisis’ de la Casa de las Juventudes, dos de cada tres menores de 12 a 18 años quedan en estado de gestación. Varias de ellas se encuentran en una situación de vulnerabilidad, debido a su entorno. Es por ello que este programa incluye un espacio que apoya a las jóvenes brindándoles un lugar seguro hasta que superen sus conflictos. Según Silvia Pavón, uno de los puntos más importantes del programa es trabajar en la autoestima de las jóvenes. “Lo primordial, es hacerles sentir que valen la pena. Por lo general cuando llegan, están asustadas y en algunos casos han sido maltratadas por sus padres o por sus parejas. Eso las vuelve temerosas e inseguras” , describe. Para lograr el objetivo, el proyecto trabaja con las menores y con sus familias. La finalidad es que las futuras madres puedan regresar a sus hogares y vivir en un ambiente saludable. Durante el período que las adolescentes permanecen en el albergue, aprenden varios oficios que les permitirán obtener recursos económicos. Además reciben charlas donde se les inculca la responsabilidad que siginifica la maternidad. “Aquí estoy aprendiendo a ser madre”, señala, una joven que se beneficia del programa. Ella junto a su bebé de un mes y medio de nacido, llegaron al albergue después de que el conviviente de la joven de 16 años, la maltrató física y verbalmente. Las chicas llegan a este espacio de la Casa de las Juventudes, a través de centros de salud, colegios y otros organismos. Los casos más graves son recibidos en el albergue, mientras que los otros son atendidos en forma externa. “Se mide la situación de riesgo de la joven, es decir si está expuesta a violencia, a drogas, alcohol y otros factores que pueden afectar la integridad psicológica y física de la futura madre y su hijo”, aclara Pavón. Las menores salen del centro para ser reinsertadas en su familia. Cuando están completamente solas, se quedan hasta que encuentren una actividad productiva. Como medida preventiva se les aplica un método anticonceptivo. Otros de los puntos del proyecto, es inculcar responsabilidad sexual y reproductiva, por ello una serie de profesionales capacitados, dictan continuas charlas en los diferentes colegios del Distrito Metropolitano de Quito. “La adolescencia es un período de transición, crecimiento y exploración, por ello es necesario una adecuada educación sexual”.