El ritmo de vida nos lleva a hacer tareas diarias de un modo vertiginoso y automatizado, y por la falta de tiempo, hay ritos familiares que solemos posponer.
En la actualidad, el acelerado ritmo de vida ha ocasionado que ciertos hábitos familiares, como comer juntos, se vean afectados. El compartir a diario las comidas en familia fortalece los vínculos amorosos entre padres e hijos, mejorando las relaciones y la salud emocional.
Este hábito además mejora el aprendizaje, ya que el tiempo en la mesa les brinda la oportunidad de tener conversaciones importantes, contar historias y compartir experiencias, es un buen momento para aprender destrezas sociales, buenos modales; pero sobretodo, aprender a expresar pensamientos y sentimientos, aspecto primordial para la salud del hombre.
De acuerdo a un estudio del California Childcare Health Program, las familias son más unidas cuando comparten a diario el ritual de comer juntos.
Los niños que vienen de familias en las que comparten las comidas tienen más probabilidad de estar emocionalmente contentos y tener buenas relaciones con sus compañeros. Con el tiempo, estos niños se esfuerzan más en el trabajo escolar, tienen mejor comunicación con sus padres y disfrutan de tener estrechos vínculos familiares.
Las comidas en familia conllevan además a tener una mejor nutrición, ya que exponen a los niños a una alimentación balanceada necesarios para su desarrollo.
Por lo mencionado, la Doctora Verónica Espinosa, Psicóloga Clínica del Hospital de los Valles recomienda fortalecer los espacios en familia y hacerlos participativos. Considera que sería importante preparar los alimentos con la ayuda de todos los miembros de la familia y sobretodo evitar tensiones durante la hora de comer, evitar distracciones y mantener conversaciones positivas, que puedan hacer de la comida un momento feliz para disfrutarlo en familia.
Según la profesional en la mesa se fortalece el aprendizaje de cerca de 2000 palabras que afianzarán el fluido vocabulario de los más pequeños de casa.
Además, señala que si deseas conocer a tus hijos, lo que piensan, sienten, sus problemas y sus logros tienes que compartir con ellos de la alimentación diaria. Si no es posible hacerlo en el desayuno y en el almuerzo el lugar propicio es la cena. Cuando cada persona ha logrado alcanzar metas en la jornada que está por finalizar.
La comida une corazones.