Sáb. Nov 9th, 2024

1 abr (EFE).- El desencuentro entre el técnico portugués José Mourinho y el meta, y capitán del equipo, Iker Casillas, sigue sumando nuevos capítulos curiosamente cuando el segundo ya parece recuperado de la lesión en la mano sufrida hace dos meses y cuando se acerca el momento más álgido de la temporada.

Y es que al «alta médica» de Casillas, una vez superada la lesión en la mano izquierda de la que fue operado el último 25 de enero, el técnico ha respondido tras el liguero Real Zaragoza-Real Madrid (1-1) que el meta no irá convocado para el partido de Liga de Campeones ante el Galatasaray, del miércoles.

Mourinho no se quedó ahí. Defendió la titularidad del meta Diego López, llegado en el mercado invernal ante la lesión de Casillas, al apuntar que había realizado «otra vez, un partido importante», y que jugando como lo está haciendo «hay que ser honestos» con los jugadores y es «muy difícil que salga de la portería».Iker Casillas

Frases que parecen dejar claro que para Mourinho el «alta médica» de Casillas no quiere decir su «alta en la titularidad». Y ello, de nuevo, alimenta el hipotético desencuentro entre ambos.

El distanciamiento entre Mourinho y Casillas, pese a que ni uno ni otro abiertamente lo reconocen, es obvio. Tanto como que un equipo precisa para su buen funcionamiento una perfecta unión entre el máximo responsable del plantel (el entrenador) y el máximo representante de la plantilla (el capitán). En el Real Madrid, esto último, no parece que sea así.

El desencuentro entre ambos viene de lejos. Los entornos de uno y otro no se ponen de acuerdo sobre quién lo inicio, ni sobre quién es el culpable. Pero la disparidad entre ambos se hizo más palpable que nunca cuando Mourinho sentó a Casillas ante el Málaga, en la última jornada liguera de 2012 (22 de diciembre).

En ese momento, Mourinho explicó la ausencia de Iker como una «decisión técnica», apuntando que el hasta entonces suplente Antonio Adán estaba mejor. Se abrió un debate sobre lo «justo» o «injusto» que duró todo el periodo navideño.

A la vuelta del «parón navideño», el presunto «castigo» a Casillas siguió en la primera jornada de 2013, en casa ante la Real Sociedad (6 de enero), si bien se puso bajo los palos a los pocos minutos tras la pronta expulsión de Adán. Pero el Santiago Bernabéu se dividió entre los aplausos a Iker y la aparición de silbidos a Mourinho.

Casillas ya no dejó la titularidad hasta su lesión (fractura en la base del primer metacarpiano de la mano izquierda) ante el Valencia, en los vuelta de los cuartos de final de la Copa del Rey (23 de enero). Pero la fractura con el técnico ya era superior a la sufrida en la extremidad. Una se ha curado con el tiempo, la otra parece incrementarse.

La suplencia de Casillas ante el Málaga y la Real Sociedad, en lugar de ser vista como un «toque de atención» deportivo del entrenador a su capitán -ya con la liga prácticamente perdida- ha sido traducido como un castigo no precisamente de matiz técnico.

Y es que con anterioridad los desencuentros entre Mourinho y Casillas habían llenado ya páginas. Uno de los más importantes llegó con la llamada telefónica que Casillas mantuvo con su compañero de selección, y amigo, el barcelonista Xavi Hernández, para «firmar la paz» tras la vuelta de la Supercopa de España, en agosto de 2011.

Fue el partido donde Mourinho metió el dedo en un ojo a Tito Vilanova, entonces segundo técnico del Barcelona, y donde Iker, a la conclusión, realizó unas declaraciones contra los rivales en las que se salió de «sus habituales casillas».

El meta, capitán también de la selección, para apaciguar las turbias aguas que bajaban entre ambos clubes, y pensando en el bien del combinado nacional, telefoneó a Xavi Hernández y a Carles Puyol y se firmó una paz que serenó el ambiente entre los internacionales de uno y otro equipo.

El premio, además del triunfo en la Eurocopa 2012, fue el Príncipe de Asturias de los Deportes 2012 concedido a Iker y a Xavi como «ejemplo de valores» entre los deportistas.

A Mourinho, según sus propias palabras en conferencia de prensa (24 de agosto de 2011), la llamada no le sentó mal. «Casillas puede hablar por teléfono con quien quiera y no tengo nada que decir», dijo. Muchos lo creyeron.

Hubo antes otros choques, con más o menos sordina. En verano de 2011 algunos medios informaron de que Mourinho estaba planteándose quitar la capitanía a Casillas (en el Real Madrid se tiene por antigüedad en la primera plantilla) por pensar que es más beneficioso que la ostente un jugador de campo, que está más cerca del colegiado, y no un guardameta.

La noticia se quedó ahí, incluso Casillas la consideró un «rumor a falta de noticias en esa fechas» (Pekín, 6 de julio). Pero quien conoce a uno y otro sabían que la intención de Mourinho (lógica para él) existía y que al meta le hizo «muy poca gracia».

Tampoco le hizo mucha gracia a Casillas que el técnico portugués no valorase en ocasiones sus grandes actuaciones, aunque hay que reconocer que Mourinho dijo alguna vez que le consideraba el mejor del mundo en su puesto, ni que apareciesen informaciones apuntando a que el portugués consideraba al meta como uno de los «filtradores» del vestuario.

Filtraciones de vestuario, comentarios sobre que si la continuidad de uno depende de la marcha del otro, que va a más y que alimentan la grieta Mourinho-Casillas.

Ahora, con Casillas con el alta médica y en busca de una oportunidad de evidenciar su total recuperación, las próximas semanas se presentan vitales para comprobar si la grieta entre ambos aún tiene o no arreglo. Lo que está claro es que el madridismo parece dividido entre los pro-Mou y los pro-Casillas. EFE.

Por ccarrera