11 mar (EFE).- La presencia en Siria de extranjeros que combaten a las fuerzas del régimen de Bachar Al Asad ha radicalizado el conflicto armado en este país, confirmó hoy una comisión independiente de juristas creada por la ONU.
La participación de estos extranjeros en las filas de los distintos grupos rebeldes que luchan contra las fuerzas gubernamentales era conocida desde hace tiempo, pero las últimas indagaciones de la comisión han sacado a la luz su influencia en la marcha de la guerra civil.
Esos combatientes han «contribuido a radicalizar la lucha de los rebeldes porque cuentan con mucha preparación y son muy efectivos en diseminar el terror», dijo a la prensa el presidente del grupo de juristas, el brasileño Paulo Pinheiro.
La comisión -que también integran la jurista suiza Carla del Ponte, la estadounidense Karen Koning y el tailandés Vitt Muntarbhon- presentó hoy un informe sobre el resultado de su trabajo al Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
Su presidente sostuvo que el reciente secuestro de veinte observadores de las Naciones Unidas en los Altos del Golán, en la frontera entra Siria y Jordania -liberados posteriormente-, es una muestra del nuevo tinte extremista al que está llevando la presencia de esas fuerzas exteriores.
Pinheiro aclaró, sin embargo, que «no hay que crear una paranoia» en torno a esa situación y calculó que su número no excede el 10 por ciento de los insurgentes.
Anteriormente, la comisión señaló que esos individuos provienen principalmente de Oriente Medio, el Norte de Asia y Asia central. Varios de ellos son originarios de Libia, Túnez, Arabia Saudí, el Líbano, Irak y Egipto.
Los miembros de la comisión, creada en agosto de 2011, no han sido autorizados por el Gobierno de Al Asad a visitar Siria para informarse directamente de lo que allí ocurre, de modo que han basado su investigación en 1.500 testimonios directos de refugiados y desertores, entre otros, así como en entrevistas a través de skype.
Por otra parte, Muntarbhon dijo que la comisión ha conseguido corroborar veinte masacres perpetradas únicamente desde el pasado septiembre, cuando la ONU le encargó indagar esta cuestión de manera específica.
De ellas, seis han sido atribuidas a las fuerzas oficiales, dos a grupos rebeldes y se investiga aún la autoría del resto.
A los dos años del conflicto desencadenado en Siria por la represión militar de manifestaciones pacíficas con las que se reclamaba una apertura democrática son 2,5 millones los desplazados internos, un millón los refugiados y hasta cuatro millones las personas que necesitan ayuda humanitaria dentro del país.
A este respecto, Pinheiro reveló que unos 100.000 sirios han resultado heridos durante la guerra civil, de los que una cuarta parte han quedado discapacitados de por vida.
Esas víctimas se suman a los 70.000 muertos reconocidos por el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, una cifra que esta misma entidad, sin embargo, ha juzgado conservadora y que en realidad es más elevada.
El presidente de la comisión informó también de que su equipo prepara una tercera lista con las identidades de aquellos a los que se considera responsables de crímenes de guerra y contra la humanidad, para su eventual procesamiento ante la Justicia internacional.
Ese listado será entregado -como los dos anteriores- en un sobre cerrado y sellado a la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, para que lo guarde en lugar seguro.
Su apertura sólo está prevista que ocurra cuando los crímenes y violaciones a los derechos fundamentales en Siria puedan ser juzgados y este documento pueda servir para que se haga justicia.
Las identidades, así como el número de individuos o entidades incluidas, se mantienen bajo estricto secreto. EFE