Cuando estoy en el cuadrilátero solo pienso en que mi rival será un juguete”
Pese a llevar cinco años en el boxeo, en el rostro de Italo Perea no existen huellas de un mal golpe. El boxeador guayaquileño lo justifica, porque le gusta “repartir golpes hasta el cansancio”, aunque de vez en cuando recibe un par de ‘jabs’ que lo dejan mal parado, más no en la lona.
EL MAYOR K.O
Para este joven de 16 años, la vida no ha sido fácil. El pasado 11 de septiembre, su madre Guisella Castillo Simisterra, falleció cuando él se coronó vicecampeón mundial de boxeo en la división de los 80 kg.
“Yo estaba alejado de mi madre y mi orgullo no me permitió decirle todo lo que significaba para mi”, sostuvo con nostalgia.
Pero está seguro que el “sol volverá a brillar”, para él y su hermanos: Jorge (2), Tahíz (9) y Dayana (15).
“Todo lo que consiga de aquí en adelante será para mis hermanitos, que se han convertido en mi motivo para superar cada obstáculo que se me presente en el camino”, dijo.
Ahora, el campeón panamericano se dedica de lleno a sus hermanos, los cuales complementan su vida.
De las casi 30 peleas en las que se ‘fajó’ en su antiguo barrio, en Fertisa (Guayaquil), solo una perdió en manos de un rival que, según él, tenía el doble de su estatura.
Esas experiencias son partes de los recuerdos de Ítalo Perea, quien está preparándose para el Mundial que se disputará en abril. Es el primer escalón clasificatorio para las Olimpiadas Juveniles, que se desarrollarán en agosto, donde espera conseguir la medalla dorada.
¡NO TIENE MIEDO A NADA!
Los primeros golpes en un cuadrilátero los propinó a los 12 años, bajo la tutela del ex pugilista, Jauri Mercado, quien fue su primer instructor. “Vivía en un barrio un poco conflictivo, pero salí adelante con el apoyo de mi entrenador y de mi familia”, reseña.
Pese a considerarse un apasionado por el boxeo, Perea señala que su permanencia en este deporte será corta, ya que tiene como meta llegar a una olimpiada, ganar una medalla y retirarse.
Este pugilista afirma ser adolescente de pocas palabras. Es decir, resuelve todos sus problemas con su especialidad, los puños.
Por eso, desde hace cinco años, pule su ‘jab’ de derecha con el objetivo de lograr un campeonato olímpico o mundial. Su único temor cuando está en combate es perder. “Por lo demás, estoy decidido a todo”, afirmó. (DKO)