Cualquier semáforo, obra en construcción o donde los hábiles mercaderes conocen donde se genera tráfico, son lugares propicios para vender inusuales y hasta originales artefactos. Con la serie de reformas viales que se están ejecutando en el Distrito capitalino la oferta es variada.
Desde comida en tarrina, sillas playeras, chifles, gafas y un sin fin de cosas son ofertadas con el único fin de que estas representen un ingreso más y les posibilite llevar el pan a casa. Y es que el ingenio de estos profesionales de las ventas ambulantes sorprende a todos. Cuando la ciudad amanece fría existe desde el café hasta las empanadas, pero cuando hace calor los jugos o las naranjas heladas nos transportan a las playas ecuatorianas. Y es que cuando de comer se trata, el ingenio te hace superior.